Pesaj 5774

Un pequeño texto acerca de Pesaj, sin muchas pretensiones, sin elaboraciones místicas ni filosóficas, sin citas encumbradas, solamente un simple pasaje con algunas preguntas hacia el final del mismo.
Gracias por leerlo, si lo haces.

Un día, como sin darse cuenta, los hebreos pasaron de ser libres e independientes a esclavos abrumados por sus penurias.
Fue hace como 3500 años atrás, allá en Egipto.
Los días pasaron y se transformaron en décadas, una tras otra, al punto de perder la conciencia de su magnitud.
¿Hay alguna diferencia para el esclavo si es 2014 o 1914?

Al trabajo duro, forzado, sin sentido, se le sumaban las carencias y castigos, y últimamente los decretos sádicos y asesinos del Faraón, quien había ordenado la matanza discriminada de los niñitos hebreos, los cuales eran lanzados despiadadamente a la muerte en el río de vida.
Si intentaron algo para librarse, no tengo noticias. Pero, ni la rebelión, ni la guerrilla, ni la oposición pacifista, como tampoco la huida podrían haber sido respuestas a su situación.
Quizás asimilarse, extinguirse en la masa sin forma ni nombre, desaparecer en silencio sin dejar rastros ni huellas. Quizás, pero al parecer algo no les permitía esa sencilla pero terrible solución.

Entonces, vaya uno a saber porqué, clamaron a los cielos, elevaron sus voces llenas de angustia, pidieron por algo a Alguien.
¿Cuál fue la gota que rebalsó su copa de dolor?
¿Por qué justo en ese momento y no en otros, si tantos hubo que ameritaran el rezo desde el abismo?

El Eterno fiel, en cumplimiento de Su promesa patriarcal, comenzó a manifestar Su acción en la realidad.
En apariencias, o quizás fuera un hecho, Él había estado muchísimo tiempo distante de los hebreos, ausente de sus dolores y tragedias.
Mientras los inocentes eran asesinados, mientras las perversiones acosaban, cuando el cuerpo se desplomaba exhausto de agonías, Él permanecía en sombras, silencioso, ¿indiferente?
Pero, ahora había llegado el tiempo de manifestarSe.

Él envió a Moshé, hijo de Amram y Iojebed, un hebreo que residía en Midián y trabajaba de modesto pastor de ovejas, a las órdenes de su suegro Itró.
Este hombre había sido criado en el palacio de Faraón, como un príncipe, recibiendo la completa y compleja educación en artes y ciencias que era apropiada para un hijo de la nobleza, para un futuro dignatario de la casta superior. Su origen, su sangre, su primer nutrición era hebrea, pero fue formado y modelado para alcanzar las altas estaturas de los señores del mundo.
Luego, por esas cosas de la vida, había quedado en Midián, como entrenándose en otras materias, las cuales eran extrañas a los poderosos de Egipto.

A regañadientes, sin mucho cariño ni deseo, fue Moshé al encuentro de su pueblo, de sus raíces, a ver cómo cumplir con la misión que le había asignado forzadamente el Señor de señores.
En el camino se encontró con su hermano, su profeta, con Aarón. Luego de esto y aquello se apersonaron ante el Faraón a pedir algo plausible: que el gobernante permitiera a los hebreos salir fuera de la sociedad egipcia para celebrar ante el Eterno, el Elokim de Israel.
No demandaron justicia social, ni libertad para el oprimido, ni redención para Israel, ni un cambio de la política de Estado, simplemente un permiso para tomarse unos días de licencia “religiosa”, a fin de que el pueblo recargara sus pilas conectándose con el Dios ancestral.
Tenía su interés para el beneficio de Egipto, se podía encontrar justificación para ello, pero Faraón se negó y además redobló las penurias sobre los hebreos.
En vez de libertad y dicha, los judíos encontraron más látigo, menos paz, más trabajos infames, menos alegría, más dispersión, menos fortaleza, más muerte, menos deseo de vivir.
Ni pirámides, ni grandes obras, ni sentido, ni futuro, tampoco presente… nada tenían los hebreos en su haber, ya ni tan siquiera las esperanzas de ser redimidos por ese Dios patriarcal que prometiera un paraíso terrenal para los descendientes de los padres.

Las cosas se van sucediendo de modo tal de que el poder del Eterno se haga manifiesto para Faraón y los egipcios, que ellos sepan que hay un Señor que controla y domina.
No eran los hebreos los destinatarios de las señales y prodigios, sino los egipcios, los cuales comenzaron a padecer las diez plagas que cayeron sobre ellos: sangre, ranas, piojos, fieras, muerte de ganado, pestes, granizo, langosta, oscuridad y la muerte de los primogénitos.
En vez de aflojar, el Faraón presionaba más; en lugar de negociar para que sean todos ganadores, se aferró a su pretensión de poder.
Y no, no estaba ganando con ello.

Antes de la última plaga los judíos fueron advertidos de tomar un corderito por grupo familiar, el cual sería degollado y asado, para ser comido junto a matzot y hierbas amargas.
Con su sangre fueron pintados los dinteles de las puertas, para que el Eterno saltee (ifsaj) sus casas y no mueran primogénitos en ellas.
Muchos hebreos así hicieron, al tiempo que estaban preparados para salir apurados, urgidos.

Ahora, unas simples preguntas.
Algunas podrás responder a partir del texto, otras con conocimiento anterior, otras buscando, otras meditando y otras en tu interior.

1. ¿De dónde surge el nombre PESAJ?
2. ¿Cuáles son los otros nombres para la festividad?
3. ¿Había alguna celebración festejada por los hebreos en estas fechas ANTES de la salida de los hebreos de Egipto?
4. ¿Por qué Dios escogió a Moshé?
5. ¿Para qué Dios escogió a Moshé?
6. ¿Por qué Dios envió las plagas sobre Egipto?
7. ¿Para qué Dios envió las plagas sobre Egipto?
8. ¿De dónde obtuvieron el corderito para sacrificar?
9. ¿Era un sacrificio “religioso”, por ejemplo para redimir de los pecados?
10. Dios no precisaba las entradas marcadas para saltear las casas de los hebreos, entonces, ¿para qué pidió marcarlas con la sangre del corderito?
11. ¿Por qué Moshé estaba viviendo en Midián?
12. ¿Por qué el Eterno no hizo nada antes?
13. ¿Por que los hebreos no hicieron nada antes?
14. ¿Por qué el primer pedido a Faraón fue el de salir a celebrar una festividad “religiosa”?
15. ¿Cómo puede ser que le rezaron a Dios y no a los dioses de Egipto?
16. ¿Dónde estuvo Dios todo el tiempo que los judíos sufrían?
17. ¿Vivimos en nuestro propio Mitzraim/Egipto actualmente?
18. ¿Cuáles serían las cualidades del Moshé actual que nos dieran otra perspectiva de vida?
19. Sin Moshé, ¿hubiera sido posible la liberación de los judíos de Egipto?
20. ¿Fueron libres realmente los judíos el día que salieron de Egipto?

Si deseas compartir tus respuestas aquí mismo, como un comentario, te lo agradeceré.
Si las trabajas de forma individual, con tu familia, amigos, etc., y no las quieres compartir, bueno…
Si tienes más preguntas interesantes, hazlas llegar si quieres: http://serjudio.com/nosotros/supregunta
Si quieres colaborar para que continuemos trabajando de manera pública y gratuita: http://serjudio.com/apoyo
Como sea, muchas gracias por tu atención, tiempo y dedicación.

Shalom, jag sameaj.