Vaiytzer y vaitzer

Prestemos atención al relato:

וַיִּיצֶר֩ יְדוָ֨ד אֱלֹהִ֜ים אֶת־הָֽאָדָ֗ם עָפָר֙ מִן־הָ֣אֲדָמָ֔ה וַיִּפַּ֥ח בְּאַפָּ֖יו נִשְׁמַ֣ת חַיִּ֑ים וַֽיְהִ֥י הָֽאָדָ֖ם לְנֶ֥פֶשׁ חַיָּֽה

וַיִּצֶר֩ יְדוָ֨ד אֱלֹהִ֜ים מִן־הָֽאֲדָמָ֗ה כָּל־חַיַּ֤ת הַשָּׂדֶה֙ וְאֵת֙ כָּל־ע֣וֹף הַשָּׁמַ֔יִם וַיָּבֵא֙ אֶל־הָ֣אָדָ֔ם לִרְא֖וֹת מַה־יִּקְרָא־ל֑וֹ וְכֹל֩ אֲשֶׁ֨ר יִקְרָא־ל֧וֹ הָֽאָדָ֛ם נֶ֥פֶשׁ חַיָּ֖ה ה֥וּא שְׁמֽוֹ׃

«Formó el Eterno Elohim
al humano,
polvo de la tierra.
Y sopló en sus narices espíritu vivo,
y fue el humano un alma viviente.»
(Bereshit / Génesis 2:7)

«Formó el Eterno Elohim
de la tierra
todos los animales del campo y todas las aves del cielo,
y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría.
Lo que el humano llamó a los animales, ése es su nombre.»
(Bereshit / Génesis 2:19)

Miles de enseñanzas podríamos adquirir con la contemplación de la sabiduría de estos versículos.
Para no extraviarnos es imprescindible contar con la guía experta del moré, que nos enseña el camino a transitar y nos abre la mente y sentimiento hacia la exploración de nuevos terrenos dentro de lo que es permitido.
Por desgracia, abundan los falsos maestros, así como los inexpertos y ajenos que se atreven a inventar sus delirios, casi siempre sustentados en el EGO y poco más.

Encontramos que el humano tiene una dimensión por sobre del resto de sus hermanos animales, la cual es la espiritual
Es esa NESHAMÁ que nos distingue y caracteriza.
Es la esencia del Eterno que nos antecede, acompaña y perpetúa.

Es a través de esta cualidad sagrada que pudimos manifestar un orden para la creación, dotando de nombre y sentido a la misma.
Por lo cual, la naturaleza se espiritualiza cuando el hombre pone de manifiesto la NESHAMÁ en ella.

¿Cómo se logra?
Pues, obviamente que no viviendo el hombre exclusivamente en sus dimensiones materiales (física, emocional, social y mental); porque con ellas no nos elevamos por sobre el resto de las criaturas.
Sino que usando cada dimensión, nutriéndola, disfrutándola para que sea carruaje de la NESHAMÁ.

Entonces, por ejemplo, al ingerir un alimento y bendecir por él, y usar la energía que nos brinda para realizar buenas acciones, estamos elevando al animal/planta que comimos a una realidad que la criatura por sí sola no puede alcanzar.
Es así que comer se transforma también en un acto de santidad, de conexión con el Creador.
No por el hecho de ejercer un ritual vacío de sentido, sino por conferir sentido trascendente a la existencia material.

Somos de esa manera vehículos para elevar el mundo.

Siendo así, debemos ejercer la atención y enfocar la conciencia. Ampliarla, desarrollarla, ponerla en evidencia.
Actuar en la construcción de SHALOM, interna y externa, en todo momento posible.
Con actos de bondad y justicia.
Sea en el pensamiento, la palabra o la acción material.

De esa forma el polvo de la tierra es un ser vivo y espléndido, que irradia LUZ.
Y nuestros hermanos de la creación se asocian para permitirnos descubrir mayores factores de LUZ.

Si comprendes la idea, compártela, vívela, coméntala, agradécela en todos los planos de la existencia.

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