La parashá Shemot es la primera sección del libro del Shemot/Éxodo en la Torá.
Se centra en la historia de la esclavitud de los hebreos en Egipto y en la vida de Moisés.
Comienza con la historia de los hebreos viviendo en Egipto bajo el mandato del faraón, que temía que el pueblo hebreo se volviera demasiado poderoso y decidió oprimirlos y esclavizarlos. Pero a pesar del yugo y el sufrimiento, los hebreos siguieron siendo fieles a Dios y se multiplicaron.
El faraón, temiendo aún más el poderío del pueblo hebreo, ordenó que todos los niños hebreos recién nacidos fueran arrojados al Nilo, así esperaba liquidar al salvador de los hebreos que sus sabios habían predicho que nacería por estas fechas. Pero Iojebed, la madre de Moshé/Moisés, escondió a su hijo recién nacido durante tres meses y, cuando ya no pudo esconderlo más, lo puso en una cesta y lo dejó flotar en el Nilo, confiando en que Dios lo salvaría. La hija del faraón encontró a Moisés y decidió criarlo como su propio hijo.
Cuando Moisés creció, supo que era hebreo y defendió los derechos de uno que estaba siendo molido a palos por un capataz egipcio. Como consecuencia, se vio obligado a escapar y finalmente terminó radicado en la tierra de los midianitas. Allí desposó a Tziporá, la hija del sumo sacerdote de Midián, al que conocemos como Itró.
Pasaron varios años, hasta que Dios le habló a través de una llama en una zarza y le encomendó la tarea de liderar a su pueblo fuera de la esclavitud en Egipto y hacia la Tierra Prometida. Moisés se negó al principio, argumentando que no tenía la habilidad necesaria para afrontar toda esa inmensa tarea. En una larga discusión, finalmente Dios le dio la seguridad de que estaría con él y le daría las palabras para decir, tras lo cual, sin más diálogo, le ordenó ir.
Moisés fue a ver al faraón y le exigió que dejara ir al pueblo hebreo, pero el faraón se negó. Dios entonces envió diez plagas sobre Egipto, incluyendo la muerte de todos los primogénitos egipcios y el paso del Mar Rojo, para demostrar su poder y convencer al faraón de que dejara ir al pueblo hebreo. Finalmente, el faraón cedió y permitió que los hebreos se fueran. Sin embargo, nos hemos adelantado mucho a la historia, pues todo esto ya no corresponde a la parashá de la semana.
Podemos encontrar mensajes de esperanza en Shemot, uno de los cuales es que: aunque podemos enfrentar momentos difíciles y opresión, Dios está siempre con nosotros y nos da la fuerza y la guía que necesitamos para superar los obstáculos y alcanzar la libertad. También nos muestra que Dios está dispuesto a hacer lo que sea necesario para protegernos y cuidar de nosotros, incluso cuando no somos conscientes de Su presencia. Y nos recuerda que, a pesar de las dificultades que podamos padecer, Dios siempre tiene un plan para nosotros y nos da la oportunidad de alcanzar nuestro potencial y nuestra verdadera identidad. Así que aunque la vida puede ser difícil a veces, podemos tener esperanza en que Dios está con nosotros y nos guiará hacia un futuro mejor.
Al mismo tiempo, recordar que somos seres limitados durante nuestro pasaje por este mundo, lleno de limitaciones. Por tanto, aunque Dios es Todopoderoso y Su amor es infinito, no siempre saldremos airosos de los eventos, ni estaremos resguardados de sufrimiento y roturas. Sin embargo, la NESHAMÁ, el espíritu que es lo que realmente somos, no se quiebra, no se lastima, sino que incorpora conocimiento y con ello perfeccionamos nuestro gozo en la eternidad.
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