¿Alguna vez te preguntaste por qué en Sucot se nos pide que salgamos de nuestras casas para sentarnos en una sucá cuyo techo está hecho de ramas?
La Torá nos enseña que Sucot nos saca de la casa y nos pone bajo el cielo. Nos recuerda que la vida no está hecha de paredes ni techos, sino de confianza, memoria y dirección. La sucá no es un refugio físico: es un espacio pleno de espiritualidad que nos obliga a mirar hacia arriba, a abrirnos a lo incierto, a habitar lo transitorio con honesta confianza, lo que en hebreo llamamos emuná.
La sucá nos recuerda nuestra aventura como pueblo naciente en el desierto, donde nubes enviadas por Dios nos que acompañaron. No eran solo protección climática: eran presencia, compañía, señal de que no caminaban solos. Hoy, al sentarnos en la sucá, evocamos esa misma Presencia. No estamos solos. Estamos rodeados por generaciones que caminaron antes que nosotros, por voces que aún resuenan en nuestras plegarias, por una historia que nos abraza y nos exige. Estamos cobijados por Dios, que, aunque podamos sentir que está lejos, siempre está a nuestro lado.
Esta es una de las ideas clásicas que acompañan a este hermoso jag, ¿te animarías a plantear tus propias explicaciones y simbolismos?
Luego, si avanzamos en las mitzvot del jag, podemos preguntarnos: ¿Por qué justamente en esta fiesta la Torá nos pide tomar las cuatro especies —los arbaat haminim: etrog, lulav, hadás y aravá— y, la costumbre nacida en la Kabbalah, indica de agitarlas en todas las direcciones?
Cada especie representa un tipo diferente de persona, y al juntarlas mostramos que solo cuando estamos unidos, a pesar de nuestras diferencias, tenemos fuerza y plenitud. ¿De qué manera puedes sumar tu “forma de ser” única a la comunidad y hacerla más completa?
El movimiento ritual que suele hacerse con ellos no es coreografía: es una declaración. Apuntamos en todas las direcciones porque reconocemos que la presencia divina no está encerrada en un templo ni limitada a un instante. Está en todas partes, rodeándonos como una sucá de protección y shalom, pero somos nosotros quienes tenemos que hacer los movimientos necesarios para que esas bendiciones se manifiesten en nuestras vidas.
Tal como el maná que seis días a la semana esperaba a que los israelitas lo recogieran en el desierto. El pan milagroso ahí aguardaba, cada uno de nosotros era el responsable de tomarlo y prepararlo para comer.
Con estas simples enseñanzas podemos reconocer que, Sucot es pedagogía que nos involucra por completo: comer, dormir, conversar, jugar, pasar el tiempo, cantar, estudiar en la sucá nos enseña que lo espiritual no está separado de lo cotidiano. Que la santidad se construye en el gesto simple, en la conversación auténtica, en el pan que disfrutamos y compartimos con intención sagrada.
En cuanto a la lectura de Torá para Shabat, ¿sabías que en el Shabat de Sucot no seguimos la lectura semanal regular de la Torá? En su lugar, se leen secciones escogidas por los Sabios que nos recuerdan la mitzvá de habitar en la sucá y de alegrarnos en la fiesta. Esto nos muestra que no todo es rutina: hay momentos en los que la vida nos pide detenernos y enfocarnos en lo esencial. Lo cual podría llevar a preguntarnos: ¿Qué cosas de nuestro día a día nos distraen de lo verdaderamente importante?
¡Para esto está Sucot!
Para tomar conciencia y valorar lo valioso, que por ahí dejamos olvidado debajo de pilas de rutina.
Por otra parte, Sucot recibe el nombre de “Zemán Simjatenu”; ¿qué significa celebrar “el tiempo de nuestra alegría”? No se trata solo de sonreír o pasarla bien, sino de experimentar una felicidad más profunda: la de compartir, la de estar con otros, la de saber que incluso lo frágil puede ser motivo de celebración. ¿Cómo puedes elegir vivir con más alegría
Te invito a que este Sucot, ya seas joven o adulto, te sientes en la sucá, mires hacia arriba a través del sejaj y pienses: “¿Qué es lo que realmente hace bella la vida?”. Comparte tu tiempo, tus palabras y tu alegría con tu familia y tu comunidad. Porque Sucot no es solo una fiesta del pasado, es una forma de vivir hoy con más unión, más confianza y más sentido.
Un gran cariño para todos, ¡shabat shalom y jag sameaj!
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