Emor («Di») es la octava parashá del tercer tomo de la Torá, el sefer Vaikrá, conocido en español como «Levítico».
En un vistazo general, podemos encontrar tres temas en esta parashá, los cuales mantienen la tónica general del libro Vaikrá, pues son asuntos relacionados con el Templo/Santuario (Mikdash / Mishkán), con el linaje sacerdotal y con la pureza personal.
Como primer gran grupo temático encontramos normas y reglamentos destinados a resguardar la idoneidad de la estirpe sacerdotal.
Estas normas apuntan tanto a lo espiritual como a lo material, ya que el cohén, como representante de Dios (elegido por Él para tal función) ha de tratar de mantener constantemente un adecuado estado de pureza interna y externa.
Entre estos reglamentos se incluyen algunos relativos al tratamiento personal, a los vínculos familiares y al uso adecuado de los objetos destinados para los servicios consagrados (objetos tales como animales para sacrificio, y utensilios para ejecutar las ofrendas).
En segundo término, encontramos que son mencionadas las festividades y fechas centrales del judaísmo, así como algunas leyes que atañen a ellas: el día de Shabbat; Pesaj, Shavuot y Sucot; Rosh HaShaná, Kippur y Sheminí Atzeret y la referencia a la cuenta del Omer, en la cual estamos precisamente ahora transitando.
Puede parecer extraño encontrar en este listado al día de Shabbat así como el día de Kippur, pues no solemos anotarlas como festividades. Pareciera que por su frecuencia semanal el día de Shabbat no fuera una festividad consagrada por la Torá, pero lo es. De hecho, es el modelo sobre el cual se basan las otras fechas sagradas del judaísmo. Por otra parte, el día de Kippur algunos suponen que no es un día festivo, ya que se ayuna porque la Torá marca como el mandamiento para este día que debemos reducir el placer físico. Sin embargo, no solamente la Torá la cuenta como una festividad, sino que me atrevería a decir que es la más alegre de todas. Uno de los motivos para esto es que recibimos el perdón de parte de Dios a causa del becerro de oro, pero también tenemos la promesa de que es el día para ser perdonados siempre que abramos nuestro corazón al arrepentimiento.
Lo que pudiera parecer extraño también es que está incluida la cuenta del Omer, cuando eso de por sí evidentemente no es una festividad. Una de las explicaciones es la que nos dice que en realidad estos 49 días deben verse como jol hamoed, es decir, los días intermedios de un jag, entre el iom tov inicial y el final. Siendo Pesaj su inicio y Shavuot su finalización. Es por ello que la cuenta del Omer en épocas de la Torá era vivida con gran regocijo, aunque luego, por misteriosos motivos históricos, la dicha quedó empañada y nosotros la conocemos como una época de semi duelo.
Luego pasamos al tercer temario, que es la obligación de mantener una constante pureza en la conducta personal.
Así como no se debe profanar los objetos dedicados a Dios, tampoco puede mancillarse la propia vida con acciones pecaminosas y contrarias a lo que es bueno.
Recordemos que en la Torá el concepto de pureza se refiere a estar conectado con la vida, por tanto la impureza es aquello que nos desconecta de la misma. Puro no trata de limpio o sin mezclas, sino de conexión vital. Por tanto, las reglas que trae a colación la Torá son para fortalecer nuestros vínculos con la vida.
Por último recordemos que en la parashá además encontramos leyes que definen lo que constituye una mancha aceptable e inaceptable en un animal designado como korbán, reglas correspondientes al Ner Tamid, también se trata acerca del pan de la proposición que se ofrecía en el Santuario y se nos cuenta el incidente con el blasfemo y las penas por blasfemia.
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!