Bereshit 5782

Podría haber comenzado en cualquier otro momento, pero el autor sagrado decidió que fuera por la creación del universo.
De hecho, hasta nos cuenta dos perspectivas diferentes de la creación.
En la primera el mundo fue creado en los seis períodos (que se suele traducir como días) de la creación. Cada ciclo, Dios creaba otra capa de la complejidad que compone nuestro mundo. Nos habla del cosmos, de la majestuosidad del espacio, del infinito, de lo terrible, de los abismos, de lo espléndido, de las criaturas, de la impresionante diversidad y pluralidad de lo existente. Y sí, también nos relata de una forma la aparición de la especie humana, tan parecida a otras, pero tan diferente también.

El primer día, la energía, llamada en este caso como luz, fue creada y separada de la oscuridad. En el segundo, se creó el espacio y se le dio el nombre de ‘cielo’. En el tercero, se recogió el agua y Dios separó el mar de la tierra, y surgió el mundo vegetal. El cuarto período fue cuando aparecieron a la vista las luminarias: el sol, la luna y las estrellas. El quinto día, brota la vida animal. En el siguiente ciclo es que se distinguen las bestias, tras lo cual es creado Adam, el humano, que era macho y hembra. Hasta aquí la creación, que es sucedida por el séptimo tiempo, el tiempo de Shabat Menujá, es decir de cesar y reposar. Dios no se cansa, pero sí que detuvo su actividad creadora, cesó de ella, para que a partir de ese momento los eventos se desencadenaran, fueran evolucionando, se desarrollara aquello que estaba en semilla desde el momento de la creación. El séptimo día fue santificado, es decir, puesto aparte del resto, pues hubo seis etapas de creación, en tanto que a partir de ahora lo que había es desarrollo, crecimiento.

Entonces el enfoque narrativo cambia, y pasamos a la segunda perspectiva de la creación.
No es una tradición alternativa, no es un autor ignorante de lo escrito en el primer capítulo.
Tampoco es una historia que reniega de lo ya contado, sino que es otro punto de vista.
Ahora el foco estará en el humano, ya no en la impresionante magnitud del todo y sus partes.
Dios creó al humano, y diera la impresión de que fuera hombre, en lugar de estar claro y evidente que era un ser macho-hembra, como fue especificado pocos renglones antes.
Ese humano, que no sabemos en realidad su sexo, fue ubicado en un lugar, en el cual se plantó un jardín. El humano recibió la orden de trabajar y cuidar la tierra.
Hasta ese punto la narrativa está centrada en el humano, pues se nos indica cuál es la misión del hombre en la tierra, que se espera de él/ella.
No es una mota de nada en medio de un cosmos inconmensurable, sino una preciosa creación del Creador, que está atento a que su criatura sepa que tiene una tarea por delante y que es importante que la cumpla.
Hay un Socio que se hizo a un socio, y espera que sean compadres en una sociedad de bienestar.
Pero también el Creador le dice al humano que coma de todos los frutos, que disfrute de este mundo, pues no solo está acá para trabajar y cuidarlo, sino también para obtener buen placer, que es aquel que le está permitido. Pues, el Dios ha dado la orden de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Está el mundo repleto de bondades para deleitarse, y solamente un objeto prohibido, lo cual hace que el placer sea aún más disfrutable.
Pero, el humano se siente solo, porque no encuentra con quien compartir su vida, que se conecte con él/ella.
Entonces el Creador separa al humano en dos seres, uno varón y otra mujer.
La mujer es llamada Javá, Eva en español, que hace alusión a su capacidad de ser procreadora, de cargar con vida y traerla a este mundo.
Entonces el serpiente, (vaya uno a saber qué especie era realmente, siempre y cuando el relato sea literal y no una metáfora de cuestiones que ocurrieron en un plano  de creación diferente al terrenal que habitamos) trampea en su discurso y tienta a Eva a probar del árbol prohibido, tras lo cual ella ofrece a su hombre para comer del fruto prohibido.
El varón recibe la oportunidad, por parte de Dios, para confesar su tropiezo y hacer TESHUVÁ, pero en su lugar escoge regañar a Dios, echar culpas, hacerse la víctima. La mujer inculpa a serpiente. Entonces, Dios castiga a los tres. Serpiente está condenado a arrastrarse sobre su vientre todos los días, el hombre está condenado a una vida de arduo trabajo y la mujer a las penurias del parto. Además, Adán y Eva son expulsados ​​del cielo.

Nacen los primeros hijos de Eva, Caín y Abel. Cada uno ofrece una ofrenda ante Dios. Dios solo acepta la de Abel. Caín está celoso y mata a su hermano Abel. Teniendo la oportunidad de rectificarse, de hacer TESHUVÁ, prefiere responder de manera rebelde, tras lo cual fue castigado por esto debiendo vagar por la tierra y llevando la señal de Caín en su frente por el resto de su vida.

Al final de la parashá se cuenta la historia de los primeros hombres, quién dio a luz a quién y cuánto tiempo vivió (¡el más longevo registrado fue Matusalén, que murió a la edad de 969 años!). También conocemos a Noaj, de quien escucharemos en detalle en la siguiente parashá, llamada en su nombre.

https://serjudio.com/apoyo

https://youtube.com/yehudaribco

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