Sí gracias.

Agradecer es un fundamento para la vida bella y saludable.

¿Quién no agradece?
El orgulloso, que es aquel que se cree en una posición mejor a la que realmente está.
Ese que es víctima de su EGO, el cual le eleva en nubes de fantasía para que viva disfrutando de un poder que no tiene, en la irrealidad de la perfección y el control. Hasta que de pronto, tarde o temprano, la nube se agujerea y cae, cae, cae, rompiéndose su débil personalidad en el camino, destruyéndose a causa de la impotencia. Por supuesto que sus reacciones serán las obvias procedentes del EGO, llantos, gritos, violencia física, aun más desconexión de la realidad y todos los derivados que de éstas surjan; sea en su fase altiva o cuando haya llegado el tiempo del desmoronamiento.
El orgulloso no agradece, ya que dice: ¿por qué habría de hacerlo?
Él considera que merece, que le deben, que recibe lo que le toca por derecho. Por lo cual, es innecesario que agradezca. ¿A quién se le ocurriría agradecer por obtener lo que es propio? Tal es su creencia.
Por ser impotente y cubrir su angustia con la fantasía de superioridad, está desesperado por obtener energía, aprobación, ánimo, esperanza, todo lo que carece y de lo cual depende para continuar. Si “se rebajara a agradecer”, estaría confesando su falta, su necesidad, su dependencia de otros; lo cual pondría en evidencia su fragilidad. Por lo cual, se encierra en esa muralla dura y calamitosa de la altivez, y te mira desde sus alturas como perdonándote la vida. Y en verdad, está profundo enterrado en el pozo del sufrimiento, en una pesadilla de la cual no quiere despertar, no puede hacerlo.
Entonces, toma y no agradece.
Recibe y no repone.
Se sustenta y no reconoce.
Porque habla el idioma del EGO, del recibir para sí, de acaparar para sentirse en poder.

En tanto, aquel que agradece se sabe imperfecto, con necesidades, en riesgo potencial a cada instante. Porque somos limitados, frágiles, humanos. Por lo cual, cada partícula obtenida es un deleite para disfrutar sanamente y por tanto para agradecer.
Aquel que agradece sabe sus límites, conoce sus fuerzas y flaquezas, y no se atormenta por ello. Simplemente admite lo que no puede cambiar, pero se esfuerza en superarse allí en donde tiene cabida hacerlo. Por eso, agradece.
Agradecer te fortalece sin quitarte nada, y da fuerzas a quien agradeces.

Comenzar el día agradeciendo la nueva oportunidad, es genial.
Culminar el día agradeciendo por las experiencias vividas, es un seguro de reposo.
Agradecer al Creador y a las criaturas y a lo creado.

Sí gracias, debiera ser un estilo de vida, porque fortalece, dignifica, espiritualiza.

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Jonathan Ortiz

Para quien empieza su día agradeciendoLe por la vida no debería ser problema ser agradecido con otros.

Muchas gracias Moré

uno

Moré, usted que es creyente quizás pueda ser de su agrado un pasaje del Quijote en el que dice que la ingratitud es hija de la soberbia, y uno de los mayores pecados que se sabe, y la persona que es agradecida también lo será a Dios, que tantos bienes le hizo y de continuo le hace

julioaqui

Buenas tardes querido Moré, buenas tardes a todos. Usualmente somos presa de la cotidianidad, lo simple es hacer lo que todos hacen y en estos tiempos lo mejor es ser egoísta, se ejerce de tal manera que parezca inconsciente, pero con niveles de conciencia que realmente denotan un mal y maligno comportamiento generalizado, por lo menos en la ciudad en la que yo vivo, en la que el materialismo lo es todo, tanto para adultos como para jóvenes, se educa de esa forma, sin ningún recato en hacer que los hijos aprendan que las personas no tienen ningún valor si… Read more »

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