El gran filósofo griego Epícteto dejó esta interesante enseñanza:
“No digas simplemente que has leído libros. Demuestra que a través de ellos has aprendido a pensar mejor, a ser una persona más crítica y reflexiva. Los libros son los pesos de entrenamiento de la mente. Son muy útiles, pero sería un grave error suponer que uno ha progresado simplemente por haber interiorizado su contenido.”
Por supuesto que a primera vista podría chocar con una doctrina, que algunos creen que es fundamental en el judaísmo, que indica que lo esencial para el judío es el estudio de la Torá en sí misma.
Sin dudas que el valor del estudio de Torá es enorme para la persona judía, sin embargo, ¿sabes cuál de las 613 mitzvot de la Torá es la que ordena directamente que el judío lo haga?
Quizás te lleves una sorpresa, pero la respuesta es… ninguna.
Así como lo escuchas.
Ninguna de las 613 ordena que el judío estudie Torá.
El gran Maimónides, en su «Sefer haMitzvot» la estipula como la 11ª de las mitzvot positivas, que se deriva de la frase «veshinantam lebaneja» – «se las enseñarás a tus hijos»; entendiéndose que para enseñar «estas palabras» es primero necesario aprenderlas.
Por tanto, de forma indirecta se entiende que es necesario que el judío aprenda Torá para que con ello pueda cumplir aquello de enseñarle a sus hijos.
Por supuesto, aquella persona judía que no ha estudiado Torá, ¿cómo sabrá qué hacer en cuanto al cumplimiento de los preceptos y de tener un Sistema de Creencias sincronizado con la espiritualidad?
Por tanto, el gran Najmánides no la contempla como una mitzvá de las 613, sino como una meta-mitzvá, como un elemento indispensable previo a cualquier cumplimiento.
Como sea, es obvio que cada persona judía deberá hacerse un tiempo regularmente para el estudio de Torá, que no es meramente informarse o la lectura, sino compenetrarse en la medida de sus posibilidades para que el mensaje sagrado impacte positivamente en su vida y en la de su entorno.
Porque, según nos enseña Rabán Shimón ben Gamliel:
No es el estudio (de Torá) lo fundamental, sino su realización.
(Masejet Abot 1:17)
En resumidas cuentas, que no se jacte aquel que ha estudiado a causa de su estudio, sino que con humildad lo aplique para llevar una vida de esplendor que posibilite a su entorno ser mejor y canalizar así la bendición de lo Alto.
Por lo cual, no perdamos de vista el sabio consejo del filósofo griego.
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