Tzav, la orden de ser ordenados y libres

En esta parashá, la segunda del Sefer Vaikrá, continúa la Torá con la temática de los korbanot (sacrificios rituales) y otras actividades en el Templo.
Son reglas que fueron establecidas hace unos 3300 años, en un mundo en el cual la gente buscaba la conexión con lo divino por medio de ofrendar la vida de seres vivos en los altares de los templos.
¿Cómo pensaban aquellos antiguos antepasados, cómo percibían el mundo, cuáles eran sus creencias, cuál el valor que daban a la vida, cómo comprendían la relación de lo creado con el Creador, por lo cual practicaban estos rituales?
Si es difícil muchas veces entender lo que sucede en otras culturas existentes actualmente, ¡cuánto más con aquellas que nos antecedieron miles de años!
Por esto debemos ser prudentes en no juzgar pero sí tratar de comprender, para lo cual es imprescindible conocer y vincularnos con respeto. Si en lugar de ello vertemos opiniones basadas en escaso saber, o en el desprecio, o en la presunción de nuestra superioridad; entonces difícilmente podamos crecer en sabiduría y empatía.
Hace unos 2600 atrás vivió el profeta Irmiá/Jeremías, quien tenía muy claro lo relacionado a los korbanot y sin embargo algo le estaba incomodando con ellos, porque en la haftará que habitualmente acompaña a esta parashá leemos de su boca las palabras de Hashem:

«Porque el día en que los saqué de la tierra de Egipto, no hablé con vuestros padres para pedirles ofrendas y sacrificios. Más bien, les mandé diciendo: ‘Escuchad Mi voz; y Yo seré vuestro Elohim y vosotros seréis Mi pueblo. Andad en todo camino que os he mandado, para que os vaya bien.’»
(Irmiá/Jeremías 7:22-23).

¿Qué nos está enseñando el profeta que sea aplicable para nuestra vida cotidiana?

También éste es el SHABAT HAGADOL (el sábado grande), pues así se denomina al inmediatamente anterior al comienzo de la festividad de PESAJ.
Uno de los motivos para su nombre es que en la haftará de este shabat leemos del

iom HAGADOL vehanorá” – «He aquí Yo envío al profeta Elías antes de que venga el día del Eterno, grande e imponente
(Malaji/Malaquías 3:23).

Se nos anticipa el regreso del profeta Eliahu antes de la venida del Mashiaj. Este profeta tendrá la difícil tarea de ir preparando el amanecer de esa época grandiosa (recordemos que en el hebreo del TANAJ la voz IOM significa tanto día como período de tiempo).
Será de eventos tremendos, de cambios que parecen imposibles, tal como fue la Salida de Egipto, que conmemoramos cada Pesaj. Nuestros Sabios conectan aquella salvación con la que ocurrirá en la época del Mashiaj, siendo la segunda la que complete y perfeccione a la primera.
Ietziat Mitzraim fue un primer paso hacia la verdadera libertad, que se va dando gradualmente y en etapas. De a poco la humanidad va evolucionando, hasta llegar a un estado en el cual la materia ya no compita con el espíritu, sino que lo complemente. Cuando eso suceda, estaremos disfrutando del Paraíso en la Tierra, será “la Era Mesiánica”, según enseñan muchos sabios, entre ellos Maimónides.
Por ello también Pesaj es conocida como “el tiempo de nuestra Libertad”, ¿de NUESTRA libertad? ¿No sería mejor decir “de la libertad de los antepasados?
Al menos hay dos explicaciones, la primera es que si aquellos no hubieran salido de Egipto probablemente seguiríamos en esclavitud, tal como leemos en la Hagadá.
La segunda, que todos enfrentamos a diario nuestro propio Egipto, es decir, aquello que nos tiene esclavizados (miedos, enojos, angustias, culpas, falta de voluntad, etc.), llega Pesaj y su invitación a trabajar para ser más libres.

¡Aprovechémosla!
¡Shabbat Shalom umvoraj!
PESAK KASHER VESAMEAJ, que encontremos motivos para celebrar junto a los nuestros.

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