Desde el inicio hasta que se dio vuelta

Advertencia: hay mucho texto traducido del Tanaj en este post y poca explicación.
El que quiera aprender, bienvenido.
El que entiende, entenderá.

«Entonces, el serpiente, que era el más astuto de todas las bestias del campo que el Eterno Elohim había hecho, dijo a la mujer: –¿De veras Elohim os ha dicho: ‘No comáis de ningún árbol del jardín’? La mujer respondió al serpiente: –Podemos comer del fruto del árbol del jardín. Pero del fruto del árbol que está dentro del jardín ha dicho Elohim: ‘No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis.’ Y el serpiente dijo a la mujer: –Ciertamente no moriréis. Es que Elohim sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Elohim, conocedores del bien y mal. Vio la mujer que el árbol era bueno para comer, que era codiciable a la vista y que el árbol era agradable para ser sabio. Tomó de su fruto y comió. Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió. Y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos. Entonces cosieron hoja de higuera y se hicieron taparrabos. Y oyeron el sonido del Eterno Elohim que andaba en el jardín con el viento del día, y se escondieron Adam y su mujer de la presencia del Eterno Elohim en medio del árbol del jardín. El Eterno Elohim llamó al hombre y le dijo: –¿Dónde estás? Dijo: –Oí tu sonido en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo, entonces me escondí. Y dijo: –¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso del árbol del que te mandé que no comieses, comiste? El hombre dijo: –La mujer que me diste para estar conmigo, ella me dio del árbol, y yo comí.»
(Bereshit/Génesis 3:1-12)

«Llevado Iosef a Egipto, Potifar, un hombre egipcio, funcionario del faraón y capitán de la guardia, lo compró de mano de los Ismaelitas que lo habían llevado allá. Pero el Eterno estuvo con Iosef, y el hombre tuvo éxito. Él estaba en la casa de su señor, el egipcio, quien vio que el Eterno estaba con él y que todo lo que él hacía, el Eterno lo hacía prosperar en su mano. Así halló Iosef gracia ante los ojos de Potifar y le servía. Potifar le puso a cargo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Y sucedió que desde que le puso a cargo de su casa y de todo lo que tenía, el Eterno bendijo la casa del egipcio por causa de Iosef. Y la bendición del Eterno estaba sobre todo lo que tenía, tanto en la casa como en el campo. Él dejó todo lo que tenía en mano de Iosef, y teniéndole a él no se preocupaba de nada, excepto del pan que comía. Iosef era de bella presencia y de hermoso semblante. Y sucedió después de estas cosas, que la mujer de su señor puso sus ojos en Iosef y le dijo: –Acuéstate conmigo. Él rehusó. Luego dijo a la mujer de su señor: –He aquí que mi señor, teniéndome a mí, no se preocupa de nada de cuanto hay en la casa. Ha puesto en mis manos todo cuanto tiene. No hay otro superior a mí en esta casa; y ninguna cosa se ha reservado, sino a ti, porque eres su mujer. ¿Cómo, pues, haría yo esta gran maldad y pecaría contra Elohim? Sucedió que ella insistía a Iosef día tras día, pero éste no le hacía caso para acostarse con ella, ni para estar con ella. Y sucedió que él entró un día en la casa para hacer su trabajo, y ninguno de los hombres de la casa estaba allí en casa. Entonces ella le agarró por su manto, diciendo: –Acuéstate conmigo. Pero él dejó su manto en las manos de ella, se escapó y salió afuera. Y aconteció que al ver ella que el manto había quedado en sus manos y que él había escapado afuera, llamó a los de su casa y les habló diciendo: –¡Mirad, nos han traído un hebreo para que se burle de nosotros! Vino a mí para acostarse conmigo, pero yo grité a gran voz. Y él, viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó a mi lado su manto, se escapó y salió afuera. Ella puso junto a sí el manto de Iosef hasta que su señor volvió a casa. Entonces ella le repitió a él las mismas palabras diciendo: –El esclavo hebreo que nos trajiste vino a mí para burlarse de mí. Pero cuando yo alcé la voz y grité, él dejó su manto a mi lado y escapó afuera. Sucedió que cuando su señor oyó las palabras que le hablaba su mujer, diciendo: ‘Así me ha tratado tu esclavo’, se encendió su furor. Y tomó su señor a Iosef y lo puso en la cárcel, en el lugar donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel.»
(Bereshit/Génesis 39:1)

«Shemuel dijo a Shaúl : –el Eterno me envió para ungirte como rey de su pueblo Israel. Escucha, pues, ahora las palabras del Eterno. Así ha dicho el Eterno de los Ejércitos: ‘Yo castigaré a Amalec por lo que hizo a Israel, porque se le opuso en el camino cuando subía de Egipto. Ve ahora y ataca a Amalec; destruye completamente todo lo que le pertenece. No le perdones la vida; mata a hombres y mujeres, a niños y bebés, vacas y ovejas, camellos y asnos.’ Shaúl convocó a la gente y les pasó revista en Telaim: 200000 de infantería más 10000 hombres de Yehudá. Shaúl fue a la ciudad de Amalec y puso una emboscada en el arroyo. Entonces Shaúl dijo a los queneos: –Idos, apartaos y salid de en medio de los amalequitas, no sea que yo os destruya juntamente con ellos; porque vosotros tuvisteis misericordia de todos los Hijos de Israel cuando subían de Egipto. Entonces los queneos se apartaron de en medio de los amalequitas. Y Shaúl derrotó a los amalequitas desde Havila hasta las inmediaciones de Shur, al este de Egipto. Capturó vivo a Agag, rey de Amalec, y destruyó a filo de espada a todo el pueblo. Sin embargo, Shaúl y el pueblo perdonaron la vida a Agag, a lo mejor de las ovejas y de las vacas, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, lo cual no quisieron destruir. Pero destruyeron todo lo despreciable y sin valor. Entonces el Eterno habló a Shemuel diciendo: –Me pesa haber puesto a Shaúl como rey, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis palabras. Shemuel se apesadumbró y clamó al Eterno toda aquella noche. Shemuel madrugó para ir a encontrarse con Shaúl por la mañana, y le avisaron a Shemuel diciendo: –Shaúl se fue a Carmel, y he aquí que se erigió un monumento. Cuando volvió, prosiguió y descendió a Gilgal. Shemuel vino a Shaúl, y Shaúl le dijo: –¡el Eterno te bendiga! He cumplido la palabra del Eterno. Shemuel preguntó: –Entonces, ¿qué es ese balido de ovejas en mis oídos y el mugido de vacas que oigo? Shaúl respondió: –Las han traído de Amalec. El pueblo perdonó la vida a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para ofrecerlas en sacrificio al Eterno tu Elohim. Pero lo demás lo destruimos. Entonces Shemuel dijo a Shaúl : –¡Basta! Voy a declararte lo que el Eterno me dijo anoche: Shaúl le dijo: –Dilo. Shemuel dijo: –Aunque eras insignificante ante tus propios ojos, ¿no fuiste hecho cabeza de las tribus de Israel? ¿No te ha ungido el Eterno como rey sobre Israel? El Eterno te ha encomendado una misión y te ha dicho: ‘Ve y destruye completamente a esos pecadores de Amalec. Hazles la guerra hasta que los extermines.’ ¿Por qué, pues, no has obedecido la voz del Eterno? ¿Por qué te lanzaste sobre el botín e hiciste lo malo ante los ojos del Eterno? Shaúl respondió a Shemuel : –He obedecido la voz del Eterno y fui a la misión que el Eterno me encomendó. He traído a Agag, rey de Amalec, y he destruido completamente a los amalequitas. Pero el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor del anatema, para sacrificarlas al Eterno tu Elohim en Gilgal. Entonces Shemuel preguntó: –¿Se complace tanto el Eterno en los holocaustos y en los sacrificios como en que la palabra del Eterno sea obedecida? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención es mejor que el sebo de los carneros. Porque la rebeldía es como el pecado de adivinación, y la obstinación es como la iniquidad de la idolatría. Por cuanto tú has desechado la palabra del Eterno, él también te ha desechado a ti, para que no seas rey. Entonces Shaúl dijo a Shemuel : –Yo he pecado; porque he quebrantado el mandamiento del Eterno y tus palabras, temiendo al pueblo y accediendo a su voz. Perdona, por favor, mi pecado, y vuelve conmigo para que yo adore al Eterno. Pero Shemuel respondió a Shaúl : –No volveré contigo, porque has desechado la palabra del Eterno, y el Eterno te ha desechado a ti, para que no seas rey sobre Israel. Cuando Shemuel se volvió para marcharse, Shaúl se asió del extremo de su manto, el cual se rasgó. Shemuel le dijo: –el Eterno ha rasgado hoy de ti el reino de Israel y lo ha dado a tu prójimo, que es mejor que tú. Además, la Gloria de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque él no es hombre para que se arrepienta.»
(1 Shemuel/I Samuel 15:1)

Y aquí deberían ir varios capítulos de la Meguilat Ester, que no copiaremos ahora.
La breve explicación a continuación.

* El enemigo del Shalom: Serpiente > esposa de Potifar > Agag el rey de Amalec > Amán el agageo.

  • Lo prohibido que es tentador: El árbol del conocimiento > la esposa del ministro > el ganado >

  • La culpa la tiene el otro: El varón acusa a la hembra > la esposa del ministro acusa a Iosef > Shaúl acusa al pueblo > Amán acusa a los judíos.

  • El conocimiento: El árbol prohibido > la relación sexual entre Iosef y la esposa del ministro > la obediencia al Eterno por sobre lo que a uno le parece > beber hasta perder el conocimiento establecido y comprender desde otra lógica.

  • Prenda de vestir en rol central: El taparrabos luego del pecado > el manto que cubría la desnudez de Iosef > el talit de Shmuel que rompió sin querer el rey > las ropas reales que usó Ester para enfrentar al rey y las ropas reales que les fueron puestas a Mordejai.

  • Dado vuelta: La espada de los querubines que gira > el exitoso esclavo que termina encarcelado injustamente > el éxito militar que fue una vergüenza ética > la horca preparada por Amán para Mordejai en la cual cuelgan al malvado.

Hay más, pero el resto lo dejo a tu curiosidad y afán de encontrar.

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