¿POR QUÉ ES NECESARIO COMPRENDER LA INTERPRETACIÓN DE LA “BIBLIA” DE ACUERDO A LA FUENTES JUDÍAS?

¿POR QUÉ ES NECESARIO COMPRENDER LA INTERPRETACIÓN DE LA “BIBLIA” DE ACUERDO A LA FUENTES JUDÍAS?

Por

Shaúl Ben Abraham Avinu

Para Serjudio.com

La Biblia es el libro más difundido y más traducido de la historia, se estima que alrededor del mundo se han distribuido, mal contadas, más de cien millones de Biblias, en más de mil cien idiomas y sus variantes dialectales, y en muchos de estos idiomas existen distintas versiones. En español, por ejemplo, tengo conocimiento de al menos 50 versiones. Para algunos este es un argumento de su potente virtud espiritual. Para mí de su popularidad y a la vez de las babélicas circunstancias en las que ha caído su comprensión. Pero aún más: todo eso no es sino el fruto de la fuerza misionera de muchas organizaciones de las diferentes denominaciones culticas y religiosas que se han relacionado con ella. Nada de esto indica algo a su favor, por el contrario esto ha creado una avalancha de confusiones y malos entendidos nacidos de las innumerables variantes que las personas encuentran en las diferentes versiones y de las cuales derivan miles de interpretaciones que recorren el extraño espectro que va del simple sentido a las alegorías más disparatadas y delirantes.

Diciéndolo radicalmente y sin pena alguna: no hay traducción, por erudita que parezca, que no preste servicio a las rarezas hermenéuticas y exegesis bizarras que pululan y nublan la visión intelectual, la comprensión y el entendimiento de las Sagradas Escrituras perpetuando la confusión y los malos entendidos. ¿Por qué? Porque son versiones, y versiones amañadas, doctrineras, ideológicas, parciales e ignorantes de toda una tradición; solo los textos originales, cuando son correctamente estudiados bajo la óptica adecuada, pueden sacarnos de ese meollo, de ese enredo de siglos más enmarañado que festín de víboras en su nido.

¿A quién le hago caso a la Biblia al día que en Éxodo 3:13-14 traduce: “Pero Moisés insistió:—Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: “El Dios de vuestros antepasados me ha enviado a vosotros.” ¿Qué les respondo si me preguntan: “¿Y cómo se llama? —YO SOY EL QUE SOY —respondió Dios a Moisés—. Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: “YO SOY me ha enviado a vosotros.”; o a la Biblia latinoamericana de 1995 que dice en los mismos versículos: “Moisés contestó a Dios: "Si voy a los hijos de Israel y les digo que el Dios de sus padres me envía a ellos, si me preguntan: ¿Cuál es su nombre?, yo ¿qué les voy a responder?” Dios dijo a Moisés: Yo soy: YO-SOY. Así hablarás al pueblo de Israel: YO-SOY me ha enviado a ustedes”? Insistir no es ni poquito sinónimo de contestar, me presento no equivale a si voy, Dios de sus padres no es lo mismo que Dios de sus antepasados y mucho menos el parmenideano Yo soy el que soy es igual a Yo soy: YO SOY. Y esto es un ejemplo, ni sigo con más porque se me cansan las manos, se me agota el papel y sobre todo la paciencia de ver, leer y comparar semejante horda de malos entendidos, paráfrasis, pésimas traducciones y demás que no anuncio y denuncio para no aburrirlos. ¿Y si eso ocurre con un texto tan fundamental y tan trascendente que no harán con aquellos textos en los que no habla la mismísima Divinidad?

¿Hay una forma de resolver este mal entendido, semejante confusión? Sí, por lo menos en lo que respecta a esa primera parte de la Biblia que mal llaman “Antiguo Testamento”, sí. ¿Cómo se puede resolver? Acudiendo a la tradición judía o hebrea y preguntarle cómo, cuando, por qué y de qué manera se produjo, se estudia, se comprende, se interpreta y se practica el propio texto del que durante siglos ha sido guardiana.

Hay que corregir dos términos a fin de no seguir extendiendo el error. En primer lugar se debe que cuestionar la palabra Biblia, al menos en cuento se aplica a esta serie de documento judío; si bien dicha palabra semánticamente da una suerte de idea, es un término incompleto, y, por lo menos desde la perspectiva de la cultura hebrea, es una expresión inadecuada. La razón es simple. Cuando se habla deBiblia, se ésta haciendo mención a dos cuerpos textuales dispares que fueron integrados bajo condiciones espirituales y culturales bien distintas: el mal llamado “Antiguo Testamento” y el Nuevo Testamento. Cuando se habla de “Biblia” desde el judaísmo se está haciendo mencionando única y exclusivamente a la primera parte.

Sumado a lo anterior la expresión Biblia es engañosa pues desde su etimología griega indica solamente un aspecto limitadísimo al considerarla como “Libros”, lo que en definitiva carece todo compromiso con lo que está expresado en ella. En cambio cuando un judío oye la palabra Torá, inmediatamente se alude a una serie de acciones bien precisas que él debe hacer y perpetuar en su vida y a lo largo de sus generaciones. Es decir la palabra Biblia fue acuñada por personas externas al pueblo judío que no tenían una relación existencial con nada de lo que ella representaba en términos históricos, lingüísticos, culturales y espirituales, de los cuales quedaron totalmente separados desde que hicieron sus propias traducciones sin la guía adecuada de los maestros judíos adecuados y competentes para tal tarea.

En cuanto a la palabra “Antiguo Testamento” o “Antiguo pacto” es una expresión teológicamente despectiva1 para referirse al corpus escritural sagrado del judaísmo redactado bajo una condición especial conocida como nebuá (profecía). Es inadecuada porque en el mundo judío no se le considera de ningún modo como algo anticuado o carente de actualidad, por el contrario es la base de las constantes y novedosas reflexiones para comprender el mundo en su totalidad y novedad. Además, es notorio el error al decir “testamento” o “pacto” en singular, cuando en varias partes de esta serie de documentos se menciona más de un pacto, cada uno de ellos establecidos bajo condiciones muy precisas. En buena lógica, si se quiera aplicar ésta terminología, se debería hablar de “Antiguos Pactos”, en plural, entendiendo además antiguo como remoto en el tiempo, mas no como carente de valor. Por eso y en vista de que estas expresiones son inadecuadas desde todos los aspectos, no se emplearan en este escrito, como no se han empleado en ningún documento judío que quiere tratar sobre su explicación y su interpretación.

¿Cuál es entonces el término que debe emplearse? El término adecuado es TaNaJ, un acróstico que permite abandonar en una sola palabra los dos términos erróneos mencionados anteriormente. ¿Pero que implica TaNaJ? Tanaj es la forma de mencionar en un vocablo tres partes de la Escrituras hebreas: Torá, Nebiim y Ketuvim.

La Torá oral: la clave para darle vida al texto.

Como antropólogo he notado que hay al menos cuatro grandes barreras que le impiden al lector moderno acercarse al texto del Tanaj para adquirir un correcto entendimiento e interpretación, y son:

  1. Una barrera histórica: La Escritura fue redactada en un tiempo y en unas condiciones específicas, las cuales no se pueden ignorar.

  2. Una barrera lingüística: el Tanaj se escribió en un idioma que se considera sagrado para el pueblo judío y que se rige bajo unas reglas gramaticales, semánticas y lógicas que deben ser comprendidas de una manera especial, más aun cuando la propia Escritura se desarrolló desde una perspectiva espiritual de dicho lenguaje.

  3. Una barrera cultural: los modos materiales y mentales de la vida del pueblo judío indican y condicionan muchas de las ideas y concepciones; ignorarlas es pasar por alto el gran acerbo tradicional de un pueblo.

  4. Una barrera espiritual: el Tanaj es un tesoro escrito que ha salvaguardado el pueblo de Israel y que ha servido de guía religiosa, colectiva y personal para el desarrollo espiritual de todos y cada uno de sus integrantes.

Cuando la mayoría de personas se enfrentan a la lectura de una Biblia desjuadizada, inmediatamente estas cuatro grandes barreras se interponen entre el texto y su capacidad de comprensión, eliminando la posibilidad de llegar a una buena interpretación. Y, ¿cómo van a interpretar lo que no conocen? ¿Cómo van a desenmarañar lo que consideran que no está enmarañado? Además, cuando interpretan, ¿Qué es lo que realmente interpretan si lo que leen es el resultado de una tergiversación que ha tejido un velo hecho de siglos y siglos, y cuyo material primordial es el enfermizo prejuicio llamado judeofobia2? Ante tantas preguntas la única forma de solucionarlas de una manera adecuada está en comprender que es la Torá shebealpeh o Torá oral.

La Torá, tanto escrita como oral, considera y trata una multitud de temas que abarcan prácticamente todos los campos de la vida humana, y aún más los campos rituales y prácticos que sólo le competen al judío en su particularidad religiosa. Uno de esos muchos temas es la correcta interpretación de las Escrituras. Se le considera un tema importante porque de él, en muchos casos, puede establecerse la correcta y acertada forma de prácticas las mitzvot o preceptos.

De acuerdo a la Torá Oral hay cuatro niveles básicos para la comprensión de la Torá y que se conocen por cuatro letras del alefato (alfabeto hebreo): –סדרפ –, dónde la Peh (P פ) implica Peshat (Simple); laResh (R ר) implica Remez (alusión); la Dalet (D ד) implica Derash (Búsqueda); y la Samej (S ס) implica Sod (Secreto). Estas cuatro letras forman la palabra PaRDeS, palabra que significa “Paraiso”, y con la cual se alude a la plenitud de entendimiento que el ser humano puede alcanzar y que se supone tenían Adam y Javá en Gan Edén cuando cuatro ríos rodeaban éste lugar.

Errores para evitar antes de intentar interpretar las Escrituras.

Muchas personas quieren comprender la “Biblia” pero tienen por encima de sus ganas y su inteligencia un entramado cultural, doctrinal, espiritual y ético (entre otras cosas) que se lo impide. De igual modo un prejuicio colectivo que muchos ocultan pero que revelan de vez en cuando también los aleja de su correcta interpretación: la judeofobia. Esta judeofobia no les deja admitir libre y tranquilamente que la “Biblia” (al menos la parte hebrea) es un texto escrito por judíos y para judíos, y si bien su mensaje tiene repercusiones universales no por eso se debe asumir que se puede comprender por fuera del marco judaico, pésele a quien le pese. Además de estos errores, de los cuales nos salva el sistema de PaRDeS cuando lo aplicamos, hay que tener en cuenta las siguientes cinco cosas al estudiar la Torá:

  1. -No se debe estudiar en solitario.

  2. -No se puede ignorar los idiomas de la época en que se escribieron (hebreo y arameo).

  3. -No se puede pensar que se pueden estudiar únicamente desde un perspectiva histórica

  4. -No se puede tratar al Tanaj como un libro ordinario3.

  5. No se puede ignorar la tradición que la preserva.

La única forma de no hundirse en ese torbellino de confusiones es atendiendo a la tradición que conserva, comprende, estudia, practica e interpreta el Tanaj conforme lo indica la sabiduría particular del pueblo al que pertenece. Alguien podría decir que mis afirmaciones son chauvinistas. ¿Y si lo son, qué? Yo alegaría: ¿Quién le va a preguntar a un chino por el Congo pudiendo preguntarle a un Congoles? ¿Quién le va a preguntar a un ciclista por aviones pudiendo preguntarle a un aviador? ¿Quién se va a investigar sobre Perú en Bolivia? Así pues preguntarle a un no judío sobre la Torá es peor que pedirle a un Argentino que nos explique la constitución de Japón, es como pedirle explicación a un esquimal de que es un sancocho, un chiva y una ruana, o como pedirle a un inglés –¡y de la corte de la reina Isabel!- que dé cuenta exacta de las practicas ancestrales Maories. Y se me puede contestar que algo pueden saber: claro que saben, ¿pero qué es lo que puede saber? Lo que han oído, lo que les han contado, lo que les han traducido, lo que no han practicado… salvo que el chino se nacionalice en el Congo, salvo que el ciclista sea aviador, salvo que sea un argentino-japonés, salvo qué, me han de entender, un no judío se haga judío, lo cual no constituye un obligación para nadie, pues el judaísmo ni es proselitista ni anda ofreciendo conversiones a cambio de ser salvados del profundo averno en el que un diablo enloquecido nos cocine en su parrilla.

Y por esto que afirmo no estoy negando en algo el conocimiento o la sabiduría de otros pueblos. ¡Loco estaría si dijese eso! Y loco a la dos porque yo mismo soy antropólogo que es como decir un fagocitador de culturas. Los sabios judíos, como siempre tan previsibles, ya habían dicho: Jojmá bagoim teamen, Torá bagoim al teamen”, que traducido es: “Sabiduría de los gentiles, acéptala; Torá de los gentiles, no la aceptes” (Midrash Eijá Rabá, parashá 2:13). Así pues esa es mi regla: así como no le acepto a un judío que me intente interpretar el Rig Veda, El Bagavat-Gita, el Popol Vuh o el Nuevo Testamento, así tampoco le acepto a un no judío que interprete la Torá. Si quiero que me interpreto estos libros ¿para qué voy dónde un Rabino?

¿Qué es lo correcto en estos casos? Preguntar a quien le corresponde, en este caso al judío, y no cualquier judío, sino a uno que se haya preparado para ello, un estudioso. Y eso no es algo que me esté inventando yo aquí de buena gana, es la mismísima Torá la que lo afirma, así está escrito, por ejemplo, en Devarim 33:4, “Moshéh nos ordenó una Torá, herencia de la congregación de Yaakob”. Luego se confirma en los profetas, como en la voz de Mijá que dice (4: 4): “Acúrdense de la Torá de Moshéh, mi servidor, al cual encargué en Horeb, ordenanzas y estatutos para todo Israel”. Y también en los Katubim se declara, en Tehilim 78: 5 “Él estableció testimonio en Yaacob y puso Torá en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificaran a sus hijos”. ¿Dónde dice? ¿En Japón? ¿Con los tibetanos? ¿Para quién? ¿Para Venezuela? Se sabrá comprender la ironía.

Hay que saber con toda claridad que el conocimiento total de la Torá no consiste sólo en conocer lo que está escrito, ni siquiera una vida alcanza para vaciar su contenido espiritual y su amplio conocimiento; si los Profetas, los Tanaim, los Amoraim, los Rishonim y los hasta actuales Ajaronim no pudieron, a pesar de concentrar todas sus facultades en ello, explicar, comentar, interpretar toda la Escritura, por la sencilla razón que la Torá Oral no se acaba pues dura lo que dura el tiempo. Y aunque han procurado dilucidarla y han dejado obras monumentales en las que exploran su valor espiritual reconociendo que siempre falta, que siempre hay más que decir, que comentar.

La Torá no solo se aprende leyendo, se aprende interiorizandola e internalizandola, se aprende cuando sus preceptos se van haciendo rasgos conductuales que se van desarrollando y practicando en el día a día, con dedicación, con estudio y profundización, haciendo que los sentidos se vayan cada vez más agudizando para comprender como lo espiritual en realidad se liga con lo material cuando lo sabemos reconocer en el constante aquí ya hora.

La Torá es un libro en un aspecto pero mucho más que un libro en demasiados aspectos, de ahí que se diga que “setenta caras tiene la Torá” ¿y cómo interpretar tantas dimensiones, tantas facetas? La clave está en andarla, en recórrela dejándose orientar e instruir, dejando que pula nuestra naturaleza. De este modo estudiarla e interpretarla realmente implica preparase para practicar todo lo que exijan sus investigaciones sin anteponer dudas instintivas a cualquiera de sus ideas y preceptos, sabiendo que aun que es un camino duro y exigente, es un camino que enseña a edificar la paz en el mundo. 

¿Cuándo será que se acabará la impostura de andar interpretando lo que no debe ser interpretado con malos hábitos mentales, con términos y conceptos foráneos que no sirven si no para alejar más al entendimiento del verdadero mensaje que guardan las Escrituras Hebreas? ¿Cuándo será que con tranquilidad, con sinceridad y con humildad las tradiciones religiosas que han usurpado el tesoro literario judío admitan que sencillamente se han equivocado por siglos al no atender la explicación real, espiritual y cultural del Tanaj? ¿Cuándo será que se cumpla lo dicho por Yeshaiahu (2:3) cuando profetizando afirmó que “Muchos pueblos vendrán y dirán: Venid, subamos al monte del Eterno, a la casa del Di-s de Yaakov, para que él nos enseñe sus caminos, y nosotros caminemos por sus sendas. Porque de Tzión saldrá la Toráh, y de Yerushalaim la palabra del Eterno”?

Por la paz y la tranquilidad de todos y el bienestar de aquellos que buscan alimentar sus almas con sus páginas, espero que sea pronto y en nuestros días.

1 Estas categorías son el producto directo de la doctrina judeofóbica llamada teología del remplazo, por la que desde el mundo cristiano se aseguraba que todas las bendiciones que los profetas asignaban a Israel pasaban a ser del nuevo pueblo de Dios, que era el mundo cristiano, quedándose los judíos únicamente con las maldiciones.

2 Por muchas razones (históricas, lingüísticas, etc.) no empleo el erróneo concepto antisemitismo, sino judeofobia, mucho más acertado.

3 De hecho, antes de leer la Toráh y luego de haberla leído se debe bendecir a Dios por tener la oportunidad de estudiarla.

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Shaul Ben Abraham

Moré muchas gracias por la publicación, espero que les agrade a los participantes, y más aun que les sirva para crecer espiritualmente. Y desde luego que lo comenten

Shaul Ben Abraham

Moré encontré un vídeo en youtube muy instructivo en el que junto al Rabino Obed Avrej dicen algo muy similar a este escrito… me alegra saber bien las cosas, de haberlo conocido antes habría precisado mucho mas algunos aspectos que para mi gusto dejé sin tratar

Shaul Ben Abraham

Si de hecho por eso escribí antes eso, para saber si se podia subir, aquí está: http://www.youtube.com/user/fulvida

Shaul Ben Abraham

el que se llama: Rabino Avrej: Noájidas y Torá

Shaul Ben Abraham

si eso que dice es para un tema sociológico: por que colectivamente las personas son tan condicionadas por esa idolatría. En lo personal considero que es por el poco esfuerzo al que esa idolatria los ha obligado a ser, pensar, vivir y sentir, a muy pocos les gusta pensar por si mismos

Shaul Ben Abraham

sabe que seria interesante more, hacer un tipo de estadística interna de serjudio para ver cual es la tendencia de la gente, que le gusta, por que preguntan, que preguntan, que leen, que no leen, si les gustan las respuestas… se que seria un trabajo largo pero seria como hacer una suerte de culturomica para saber las tendencias a las que se dirige la mayoría de la gente.

Shaul Ben Abraham

Que buenos vídeos los del canal en youtube, lo recomiendo mucho para aquellos que no lo conozcan, buenos temas, en especial lo de noajismo

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