Los niveles de conciencia espiritual al mismo tiempo revelan el grado de aprisionamiento al EGO.
NEFESH: el foco de interés es individual, egoísta, personalista. Centrado en sí, para sí, el propio bienestar, el evitar el dolor, saciar los apetitos, encontrar el placer para sí mismo. Lo de fuera es meramente aquello que está para ser usado, para servirse de él, o para eludir en caso de amenaza de peligro.
Ejemplo: tengo frío, busco cobijo. Tengo apetito, busco alimento. Tengo deseo sexual, busco aparearme. Tengo malestar físico, busco reposo. Tengo aburrimiento, encuentro alguna tarea que me distraiga o me duermo. El mundo está para servirme y yo para ser servido.
RUAJ: puede llegar a tener cierta intuición o percatarse de los sentimientos de otros, por lo que estará en condiciones para aprovecharse de ellos, por ejemplo manipulándolos; o empatizar y por tanto tener alguna consideración; o al darse cuenta del sufrimiento o desamparo del otro, brindarle algún tipo de ayuda o mitigar en algo su mal. Pero, si no hay alguna alarma emocional que se active, entonces difícilmente capture su atención para enfocarse en el otro.
Ejemplo: veo que alguien está triste, me da lástima, entonces desde la altura de mi bienestar le lanzo algunas “buenas ondas”, para ver si cambia la cara y no sigue molestándome con su pesar. Veo alguien con hambre, entonces siento pena y tal vez miedo de estar en su situación, por lo cual le ofrezco alimento.
NESHAMÁ: al estar consciente en el plano de los pensamientos, se tiene la ocasión de elaborar ideas que se eleven por sobre lo concreto e inmediato. Entonces, aunque se obvien los sentimientos, por el motivo que fuera, igualmente se está en capacidad para razonar y darse cuenta de las necesidades o deseos del otro.
Ejemplo: no conozco a nadie que viva en condición de calle, ni siquiera me he cruzado con alguno así, pero me comentan que hay gente pasando hambre, frío, desamparo, etc. No siento nada en particular por él, no me pongo en su lugar, no tengo miedo de estar algún día en su situación (aunque nunca se sabe); pero choca con mis valores, mis creencias, mis expectativas, mis dogmas religiosos, o lo que fuera que me motiva a hacer algo por esos necesitados.
Es oportuno recordar que somos seres integrados, multidimensionales, difícilmente actuemos de manera tan compartimentada. Es decir, probablemente NEFESH-RUAJ-NESHAMÁ están trabajando en este momento en ti, aunque tú pongas el acento en algún aspecto y no en todos ellos, o incluso aunque no admitas estar bajo el dictado de alguno de ellos.
JAIÁ: llego a percatarme de que no solamente habito un ecosistema (varios en realidad), sino que soy elemento del mismo. Mis actos y omisiones tienen repercusiones sobre el todo. Tanto en lo social, como en lo material, como en lo cósmico, yo soy un engranaje de esta maquinaria. Debemos saber que ecosistema no es un campo, o algún otro lugar “natural”. Ecosistema es, como su nombre indica, un sistema complejo formado por las interacciones de seres vivos entre sí y con el medio físico (suelo, aire, agua, energía, presión, etc.). Entonces, cuando decido ayudar a un necesitado, si lo hago desde la conciencia de este plano, no es porque me da lástima y lo miro desde arriba, ni porque pienso que no es justo que sufra pudiendo yo hacer algo por él, sino porque me doy cuenta de que estando él padeciendo algo de mí padece. ¡Atención! No es un lema filosófico, ni una pancarta para ser aplaudido, ni un cliché de la nueva era. Es una convicción firme de que esto es así.
Ejemplo: comeré carne de vaca, sé que la pobre bestia murió para ser comida por mí (entre otros), pero también entiendo que es parte de una red trófica natural. Tarde o temprano el animal muere, de esta manera está siendo su masa y energía consumida para que otros seres, en este caso yo, podamos seguir viviendo y desarrollando nuestras actividades. Como mi conciencia es ecosistémica, haré uso de los nutrientes que me aportó el animal para mantener en funcionamiento el ecosistema. Además, agradeceré su prestancia para ser consumida y convertida a través de mis buenos actos en una socia en la edificación de un mundo mejor. Su muerte no fue casual, ni banal, ni sádica; fue parte de un proceso natural llevado a un plano de perfeccionamiento cósmico.
IEJIDÁ: mi conciencia alcanza a vislumbrar que soy uno con el todo, todo es el uno que existe. No hay frío ni abrigo; ni hambre y carne de vaca; ni pobre y lástima; ni sin hogar y obras de protección social; ni elemento de un ecosistema unidos por sus interacciones; todo esto es en realidad manifestación de un uno. Lo único manifestado en una diversidad, que en su esencia no existe.
Supongo que es un nivel de conciencia sumamente difícil de captar desde la NESHAMÁ intelectual.
Ahora que te explique los grados de conciencia, ¿podrías explicarme tú los grados de aprisionamiento de la persona a manos del EGO?
Depende de ti la continuación de esta enseñanza.