El tema de las adicciones religiosas y sus causas subyacentes es motivo de gran preocupación. Desde mi perspectiva, basada en mi experiencia y conocimientos en estos ámbitos, puedo ofrecerte algunas reflexiones.
Existen múltiples factores que pueden llevar a una persona a adentrarse en una adicción a la religión, ya sea a través de prácticas distorsionadas de religiones establecidas o en movimientos religiosos inauténticos. Uno de los factores más relevantes puede ser el malestar interior experimentado por la persona. Este malestar puede deberse a la incapacidad de actuar, pensar y vivir según las expectativas que ha asumido, las cuales pueden ser incorrectas.
Estas expectativas erróneas pueden provenir de influencias externas, como las obligaciones impuestas por la familia, que buscan respuestas que no se ajustan a la capacidad o temperamento de la persona. También es posible que la adicción a la religión sea consecuencia de una profunda insatisfacción personal y una búsqueda interna de respuestas.
Mi objetivo sería ayudar a estas personas a encontrar un equilibrio saludable en su relación con la religión y a comprender que la práctica religiosa no debe ser una fuente de malestar o dependencia, sino más bien un apoyo para el crecimiento espiritual y el bienestar emocional.
Me centraría en explorar las razones subyacentes de su malestar y trabajar en el fortalecimiento de su autoestima, la gestión de las expectativas y la promoción de habilidades de afrontamiento saludables. Además, sería importante abordar cualquier trauma o conflicto emocional que pueda estar contribuyendo a su adicción a la religión.
Reconocería que las adicciones religiosas pueden estar influidos por tácticas de persuasión y manipulación utilizadas por grupos religiosos o movimientos inauténticos. Por lo tanto, sería fundamental fomentar la educación y el pensamiento crítico en estas personas, ayudándoles a discernir entre prácticas religiosas auténticas y aquellas que pueden ser perjudiciales.
En última instancia, el individuo adicto recurrió a las religiones como una forma de escape o refugio para lidiar con su propia personalidad y las expectativas impuestas tanto por otros como por sí mismo. Estaba experimentando un sufrimiento debido a su incapacidad para cumplir con esas expectativas.
Al integrarse a la religión, existían motivos importantes que explicaban su decisión. Este individuo sufría de esos motivos, y la religión se convirtió en una forma de encontrar una cierta satisfacción, aunque falsa. Dentro de la religión, encontró argumentos y una especie de disfraz para ocultar su malestar, pero en realidad, nada ha cambiado desde que inició su participación en ella.
Por el contrario, las dificultades han ido en aumento. Los profundos vacíos que experimenta entre reunión y reunión son cada vez más grandes y diferentes al malestar interior inicial. A pesar de su búsqueda en la religión, no ha logrado encontrar una solución duradera para su malestar y sigue enfrentando desafíos cada vez mayores.
Es importante abordar esta situación con sensibilidad y comprensión. Sería necesario explorar las razones detrás de estos vacíos y dificultades, y trabajar en brindar herramientas y apoyo para ayudar a esta persona a encontrar una mayor satisfacción y bienestar en su vida, más allá de la adicción a la religión.
Es fundamental recordar que cada individuo es único y que las razones detrás de las adicciones religiosas pueden variar en cada caso. Un enfoque integral que combine la comprensión religiosa, la terapia psicológica y una evaluación crítica de las motivaciones personales puede ser beneficioso para ayudar a esta persona a encontrar un camino de autenticidad, satisfacción y crecimiento personal.
Es importante examinar lo que está sucediendo a nivel biológico con la química cerebral del individuo adicto, ya que se ha vuelto insensible a la eficacia inicial de su adicción y ahora experimenta sentimientos de persecución y culpa tanto por su debilidad inicial como por su debilidad hacia las religiones.
Esta persona se encuentra atrapada en un ciclo constante pero creciente de insatisfacción. Aunque no disponía de la suficiente voluntad para abordar y corregir sus problemas subyacentes, intentó refugiarse en el frágil alivio que le proporcionaban las religiones.
Es importante destacar que estamos hablando aquí de aquellos individuos que han formado parte de múltiples religiones, incluso después de haber descubierto su verdadera identidad espiritual. A pesar de esto, persisten en promover sus argumentos sobre lo que creen que debe ser el plano espiritual de cualquier ser humano.
Este patrón de comportamiento sugiere una búsqueda continua de satisfacción y significado en la vida, pero sin encontrar una solución duradera. Es posible que esta persona esté experimentando una profunda necesidad de encontrar un propósito y una conexión espiritual auténticos, pero hasta ahora ha recurrido a las religiones de manera errónea.
Como profesionales en estas áreas, es importante abordar esta situación con empatía y comprensión. Sería beneficioso explorar el trasfondo emocional, las creencias arraigadas y los patrones de pensamiento que impulsan esta búsqueda constante y ayudar a esta persona a descubrir su verdadera identidad espiritual y encontrar un camino que les brinde autenticidad, satisfacción y paz interior.
Un adicto a las religiones se distingue, entre otras cosas, por su persistente deseo de convencer a otros de que sigan sus pasos, buscando así justificar sus propias acciones en base a la cantidad de personas que hacen lo mismo. Este comportamiento es similar al de los adictos a las drogas.
Al igual que en el mundo de las drogas, los adictos a las religiones pueden solicitar dinero para financiar sus viajes «espirituales» o para encontrarse con líderes religiosos como rabinos, pastores o clérigos, prometiendo que esto les traerá bendiciones.
Si se les niega el apoyo económico o cualquier otra forma de ayuda, no dudarán en señalar a aquellos que se mantienen firmes y no acceden a sus demandas como traidores.
Además, estos individuos pueden tachar de «fanáticos» a aquellos que cuestionan sus acciones basándose en principios o normas establecidas. Por ejemplo, podrían decir: «Esta persona es un fanático porque se niega a explorar otras perspectivas religiosas». Este tipo de comportamiento es similar al de las personas con adicciones, que pueden responder de manera defensiva cuando se les cuestiona su consumo.
Lo más recomendable en estos casos es hacerles saber que podrían tener dificultades relacionadas con su dependencia de las religiones y sugerirles que busquen apoyo y asistencia de manera urgente.
Además, es importante llevar una vida equilibrada y saludable, en sintonía con nuestros valores espirituales y enfocada en nuestro crecimiento personal. Cada individuo tiene su propio camino espiritual y es crucial respetar las elecciones y decisiones de los demás.
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