«Y habló el Eterno a Moshé [Moisés] diciendo: –Toma la vara, y tú y Aarón tu hermano reunid a la congregación y hablad a la roca ante los ojos de ellos.
Ella dará agua.
Sacarás agua de la roca para ellos, y darás de beber a la congregación y a su ganado.
Moshé tomó la vara de delante del Eterno, como Él le había mandado.
Luego Moshé [Moisés] y Aarón reunieron a la congregación delante de la roca, y él les dijo: –¡Escuchad, rebeldes! ¿Sacaremos para vosotros agua de esta roca?
Entonces Moshé [Moisés] levantó su mano y golpeó la roca con su vara dos veces.
Y salió agua abundante, de modo que bebieron la congregación y su ganado.»
(Bemidbar/Números 20:7-11)
Éste es un pasaje que probablemente ya hayamos analizado y aprendido de él cosas, pero que es bueno tener en cuenta nuevamente.
Cuando Dios le dice a Moshé que hablen con la roca usa el verbo LEDABER, que como ya explicamos es la manera de indicar un habla suave, comprensiva, comunicativa. Una que se espera que usemos entre personas, pues es la manera de establecer una opción de comunicación auténtica.
Es raro que se le hable a una roca, mucho más que sea dulcemente, como si ella pudiera escuchar, comprender, responder.
Ciertamente, no pasaría que la roca hablará, dudoso también es que la misma tuviera alguna conciencia de estar siendo apelada por los hermanos líderes.
¿Entonces?
¿A qué viene esta extraña orden del Creador?
Quizás es una enseñanza práctica, tanto para los jefes como para el pueblo.
La roca no es más que un elemento inerte que serviría como intermediario inconsciente de esa enseñanza.
Tal vez estaba para que aprendamos y recordemos la importancia de la Comunicación Auténtica (CA), la que suele fallar a causa del EGO.
Con la CA los problemas se allanan, las dificultades se reducen, las soluciones brotan, la empatía vibra permitiendo actuar y pensar con armonía.
Es muy útil y provechosa, pero está tan apartada de nuestras vidas cotidianas.
Ahora, en el relato sagrado, era una necesidad tomarla y usarla.
Muchas cosas podrían estar mejor si la CA fuera el mecanismo normal y natural de relacionarnos.
En el tiempo del relato sagrado, los judíos estaban disponiéndose a una nueva etapa en sus vidas, la del ingreso a la Tierra de Promisión, tantos años anhelada.
Fue por el habla trastornada por el EGO que debieron permanecer hasta cuatro décadas fuera, en el desierto.
Así como el habla corrompida por el EGO provocó innumerables conflictos y dolores, que bien pudieran haber sido evitados.
Entonces, que mejor ocasión que ahora para aprender el valor de la CA.
Si hasta la muerta y dura roca abre su seno para verter agua de vida para aquellos que le hablaron con CA.
Una excelente enseñanza, ¿no crees?
¿Qué sucedería al hablar Moshé y Aarón dulcemente con la roca?
De la roca saldría el agua tan reclamada por la comunidad, ¡y con razón!
Ellos estaban angustiados por la sed, no era cosa menor.
Moshé estaba desenfocado a causa del duelo por la muerte de su hermana, pero como líder debía haber dejado su dolor para sobreponerse y buscar el bienestar de su comunidad.
Por ello, en esta ocasión la queja era justificada; el pueblo merece el agua y el liderazgo firme, aunque en lo personal el jefe esté atribulado.
Tengamos en cuenta esto, para comprender un poco más lo que sucederá luego.
Notemos algo muy particular del texto, dice que la roca dará el agua luego de que Moshé y Aarón hablen con ella.
Pero inmediatamente la Torá añade que Moshé sacará el agua para la gente, y le daría de beber a ellos y a sus animales.
¿Cómo es esto?
¿De la roca saldrá el agua tras que hablen con ella, o Moshé sacará el agua y la dará a la gente y animales?
Porque, o el agua saldrá o el agua será sacada, pero no puede ser ambas al mismo tiempo.
¿Se entiende la dificultad que plantea el versículo?
Una de las respuestas es que Dios esperaba que la lección de la CA fuera entendida, aplicada y repetida.
Era el panorama ideal, sin embargo, había ya planteado un plan B, el cual a la postre fue el que se dio.
Que no se hablara con la roca, que no se fuera tierno con ella, que se derivara por otra acción más violenta.
Igualmente habría agua, porque la necesidad del pueblo era lo principal, siendo la importante lección de la CA un beneficio secundario, muy importante pero no el principal.
¿De qué sirve ser experto en CA si no se puede realizarla por haber muerto de sed?
Moshé estaba anímicamente alterado, por ello habló de manera dura y cruda con la gente.
La Torá usa el verbo LEEMOR, que como ya enseñamos es aquel que revela una orden, una imposición, un monólogo de a dos, etc.
No es precisamente parte de la CA, aunque en determinadas circunstancias es la más correcta y justa manera de expresarse.
Pero, ésta no era una de esas circunstancias.
Aquí debería haber habido empatía, comprensión, respeto, cordialidad, todo lo que no hubo. Fue muy severo Moshé con el pueblo, ante la pasividad de Aarón.
Además, Moshé no solamente no habló con la roca sino que la golpeó, y no una sino dos veces.
También de cierta manera corrió del foco que es Dios el hacedor del milagro, al decir “sacaremos agua”.
Tenlo por seguro que muy lejos estaba Moshé de querer suplantar a Dios, de querer atribuirse hechos y maravillas que no le correspondían. Él seguía siendo el más humilde de los hombres. Por tanto, su exabrupto no era una manifestación contraria a Dios, pero así podía ser sentida y entendida por la gente.
Como sea el agua salió y bebieron personas y animales.
No es casualidad que se reitere que ambos grupos bebieron, pues de cierta forma está diciendo que Moshé había tratado a su pueblo con menos honor del que les correspondía, asemejándolos a animales.
Sabemos el resultado desastroso de este episodio para Moshé y Aarón, por tanto, muy valiosas lecciones tenemos que adquirir de este estudio.
Como por ejemplo: