Hablar a la roca delante de… ¿la comunidad?

La parashá Jucat nos presenta numerosos misterios, los cuales no analizaremos hoy.

Algunos corresponden a ideas, como por ejemplo los secretos detrás del ritual con la vaca bermeja.

Otros refieren a acontecimientos sucedidos: el porqué nadie del pueblo se enluta por la muerte de Miriam; qué pasó en los casi cuarenta años que median entre el fin de la parashá anterior y el comienzo de la historia en ésta; en qué se equivocó Aarón en el asunto de la roca golpeada; cuál fue el pecado de Moshé en aquel suceso; por qué las serpientes venenosas atacaron a los quejosos; cómo explicar la orden de formar una serpiente de cobre; entre otros.

Ahora, tan solo pensaremos juntos un poco uno de solo de los eventos que asoman en el relato, pero que está sumamente escondido detrás del silencio, midrashim, explicaciones, etc.
Es cuando Moshé golpea la roca en lugar de hablarle.
Las enseñanzas y argumentaciones son variadas, muchas veces contrapuestas, como si adrede (aunque tal vez involuntariamente) se pusiera un manto de incertidumbre al motivo real. ¡Vaya uno a saber! Se tiene un pantallazo interesante estudiando la exégesis del Ibn Ezra a Bemidbar 20:8, por ejemplo.

Veamos juntos este párrafo:

«Y habló el Eterno a Moshé [Moisés] diciendo:
-Toma la vara, y tú y Aarón tu hermano reunid a la congregación (edá) y hablad a la roca ante los ojos de ellos. Ella dará agua. Sacarás agua de la roca para ellos, y darás de beber a la congregación (edá) y a su ganado.
Moshé [Moisés] tomó la vara de delante del Eterno, como Él le había mandado.
Luego Moshé [Moisés] y Aarón reunieron a la congregación (kahal) delante de la roca, y él les dijo: -¡Escuchad, rebeldes! ¿Sacaremos para vosotros agua de esta roca?
Entonces Moshé [Moisés] levantó su mano y golpeó la roca con su vara dos veces. Y salió agua abundante, de modo que bebieron la congregación (edá) y su ganado.
Luego el Eterno dijo a Moshé [Moisés] y a Aarón: -Por cuanto no creísteis en Mí, para tratarme como santo ante los ojos de los Hijos de Israel, por eso vosotros no introduciréis esta congregación (kahal) en la tierra que les he dado.
Éstas son las Aguas de Merivá [‘Altercado’], porque allí contendieron los Hijos de Israel contra el Eterno, y Él manifestó su santidad entre ellos.»
(Bemidbar / Números 20:7-13)

La orden del Eterno fue que Moshé tome la vara; que él y Aarón reunieran a la congregación, y que hablaran a la roca ante ellos.

Moshé tomó la vara, según consta en el relato, tal y como Hashem le había ordenado.
Hasta ahí, excelente.

Luego él y su hermano reunieron a la congregación delante de la roca; pareciera que de acuerdo a lo que le había mandado el Eterno hacer.
Sin embargo, cuando leemos el texto original, hebreo por supuesto, encontramos que hay una divergencia. Dios ordenó reunir a la edá pero luego nos cuenta que los hermanos juntaron al kahal. Ambas se pueden traducir, correctamente, como “congregación”, tal como vemos arriba en el pasaje que citamos.
De hecho, pudieran usarse como sinónimos.
Pero, ¿será casualidad o recurso estilístico que Dios ordenó edá y sin embargo lo que hicieron los líderes fue congregar al kahal?
¿Habrá sido éste el problema principal que luego derivó en la penitencia tremenda para ambos hermanos?
¿Será?
El midrash nos refiere que Hashem había ordenado traer a un grupo determinado de personas, justos, leales, gente de valores. Esos eran los que debían estar congregados durante el milagro del agua brotando de la roca a la cual se le habló. Pero Moshé, quizás llevado por su fervor y amor a Dios-Israel, congregó a todos, incluyendo al populacho de extranjeros (SU pueblo, el erev rav (ver: http://serjudio.com/dnoam/rap68.htm párrafo dedicado a ellos)) que no paraba de causar inconvenientes y traiciones en el seno de la santa familia de Israel. Sí, una generación más tarde esos advenedizos, apéndices adosados al campamento judío, no habían evolucionado en sus modos, seguían comportándose de acuerdo a los patrones del EGO, por tanto, causando todo tipo de disturbios y desgracias.
Allí estaban nuevamente, donde no tenían parte ni lugar. Y, según continúa explicando el midrash, alborotando, quejándose, burlándose.
¿Habrá sido este el terrible error de los dirigentes del pueblo?
¿Será esto lo que nos dice, al tiempo que oculta, el pasaje de la Torá?
¿O tal vez tendremos otra manera de interpretar el uso diferenciado de edá y kahal en este sitio en particular (y/o en general en la Torá)?
Por lo que apreciamos, kahal es una aglomeración, un rejunte, personas con cabezas diferentes y finalidades dispares cuyo valor vinculante es el tiempo y lugar, tal vez una tarea en particular. Estamos aquí, formamos parte de este kahal, pero si no estuviésemos… ¿nos identificaríamos con ellos, con sus ideales, seríamos parte?
En tanto que edá tal parece que es un vínculo mucho más poderoso, trascendente, esencial. Uno que se relaciona con el ser ed, testigo, es decir, alguien cuya presencia es relevante, no solo para testimoniar sino para confirmar y modificar una realidad.
Al haber traído a la gente a formar parte de un kahal, de cierta forma se les estaba dando el mensaje equivocado: estamos juntos para resolver este problema puntual, sacaremos beneficios ahora, luego cada uno que siga para su lado. En cambio, si se hubiera cumplido estrictamente el pedido de Hashem, la gente hubiese tenido una enseñanza fundamental: somos hermanos, estamos en este mismo barco aunque ni siquiera hayamos subido a él. Dentro de poquito comenzaremos a tomar posesión de nuestra sagrada tierra patria, cada uno deberá dedicarse a sus asuntos, plantar sus campos, construir sus graneros, etc. Sin embargo, la misión es colectiva. No somos la suma de personas, sino que somos la sumatoria de personas. Algo complemente diferente.
¿Se comprende?
Tuvieron una gran chance de enseñar que estaban ahí para algo más que resolver su sed, problema muy angustioso y absolutamente admisible de preocupar. En realidad deberían estar allí para confirmar su identidad, su misión, su compromiso, su ideal; y de paso conseguir agua para ellos, familias y animales.

Con esto ya tendríamos tremenda moraleja para nuestra vida, pero, hay más.
Atiende por favor.
Moshé y Aarón debían hablar a la roca; en cambio Moshé se dirige al kahal y los trata de rebeldes, con razón o sin ella, ¡no viene al caso!
Su tarea consistía en otra.
Tal vez luego hubiera tenido sentido señalarles su ingratitud, sus quejas, el EGO que les dominaba… ¡lo que quisiera!
Pero no era ahora el momento ni el lugar.
Ahora tenían ambos una tarea sagrada, que ninguno de los dos hermanos cumplió.
Moshé por hablar a quien no debía, lo que no era oportuno.
Aarón por guardar silencio… otra vez…
Viéndolo así, el que Moshé golpeara la roca, no una sino dos veces, humildemente me parece que pasa a un segundo plano.
Porque ahora era la ocasión de enseñarles a ser una comunidad, a comunicarse auténticamente, a construir SHALOM; pero no fue eso lo que logró Moshé con su ferviente discurso, justo y correcto pero fuera de foco.
¿Se entiende la idea?

Ahora llega tu chance para preguntar, comentar, referir, etc.

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