Sheminí en Omer y sin crisis

Si lees este estudio el viernes 17 de abril, entonces, recién terminó Pesaj y ya vamos rumbo a su culminación espiritual, en la festividad de Shavuot, dentro de seis semanas.
En medio tenemos varias fechas remarcables y remarcadas en el calendario hebreo, tales como: Iom haShoá vehaGevurá, Iom haZicarón lejalalei Tzahal, Iom haAtzmaut, Lag baOmer y Iom Ierushalaim.
Todo esto enmarcado en el período en el cual se cumple el mandamiento de la Torá de contar cada uno de los 49 días que van desde el segundo día de Pesaj y hasta el previo a Shavuot, en la época del año que conocemos como “Sefirat haOmer”.
De paso te comento que este Shabat 18 de abril, es 24 de Nisán, día noveno del Omer.

Por supuesto que la lectura pública de Torá no se detiene y ahora retoma el ciclo habitual, correspondiendo que sea leída la parashá Sheminí, que es la tercera del tercer libro de la Torá (Vaikrá/Levítico).

Vamos a hacer una síntesis de esta parashá siguiendo el orden de sus aliot.

1ª y 2ª Aliot: La parashá comienza el 1º de Nissan de 2449 (desde Adam), con la inauguración del Mishcán, el Santuario portátil.
Durante siete días Aarón y sus hijos realizaron las ceremonias para la consagración de los utensilios sagrados. Fueron traídos más de 40 ofrendas el primer día, cada una de las cuales requeriría la ministración directa de Aarón. Él también bendijo a la nación con la bendición sacerdotal estándar, después de la cual junto a su hermano Moshe bendijeron a la nación con la berajá especial del Salmo 90 (salmo que añadimos al final ide este estudio).

3ª Aliá: En medio de los festejos, ocurre la desgracia cuando mueren los hijos mayores de Aarón: Nadav y Avihu. Éstos realizaron una ofrenda no solicitada por Dios, además al parecer estaban en un estado alterado por el alcohol, y cuando el fuego descendió del cielo para encender el altar, ellos fueron consumidos. Moshé instruye a Aarón y a sus dos hijos restantes, Elazar e Itamar, que en ese momento tienen prohibido llorar abiertamente las muertes de Nadav y Avihu de la manera habitual. Vemos que ya en aquella época eran prácticas estándar de duelo el desgarrar a la altura del pecho la prenda de vestir y que durante un tiempo los dolientes no se corten el pelo.

4ª y 5ª Aliot: Son dos porciones muy cortitas. Encontramos que Moshé solicita a los cohanim que continúen con el servicio de la consagración del Mizbeaj (altar). También se encuentra aquí la primera divergencia halájica, en la ocasión entre Moshé y Aarón, con respecto al procedimiento requerido para comer de determinada ofrenda. La Torá hace especial énfasis en que Moshé toma de buen grado la posición de su hermano, aunque no era la suya al principio, dejándonos con esto grandes enseñanzas que no solo hacen al tema halájico en concreto. Te comentaré tres ideas, que puedes desarrollar si gustas, consultar en fuentes al respecto, o añadir tus propias ideas
1- Es bueno debatir para acercarse a la verdad en lugar de disputar para ver quién tiene razón.
2- Cuando te diste cuenta de que estás equivocado, no te empecines en demostrar que no es así. Admite tu error, agradece al que te corrigió, desaprende lo erróneo y aprende lo correcto.
3- Si alguien te ha hecho un favor, aunque sea su obligación hacerlo, es una excelente conducta agradecerle y hasta darle un amable elogio. Probablemente es un método mucho más poderoso y efectivo que lo que hacemos muchas veces que es quejarnos y protestar, con razón o sin ella.

6ª Aliá: Se registran las leyes básicas de kashrut referido a los animales terrestres, peces y aves. Recordemos rápidamente, los animales que habitan el suelo tienen que ser de pezuña hendida y rumiantes; en los del agua deben poseer escamas visibles y aletas; en tanto que de los animales voladores la Torá da una lista de aquellos que no son permitidos. Anfibios e insectos, prohibidos todos, a excepción de un saltamontes africano.
Por supuesto que la especie animal no es el único requerimiento para determinar la kashrut de un alimento, pero es esencial.

7ª Aliá: Se registran las leyes básicas de «Tumá» y «Tahorá», que se traducen habitualmente como pureza e impureza, respectivamente. Es importante aclarar que la Torá no asocia la «Tumá» y la «Tahorá» con bueno/limpio y lo malo/sucio. Más bien es un concepto que refiere al nivel de energía de vida y al vaciamiento de la misma, siendo su grado más bajo la muerte. Lo puro es lo que está conectado a la vida, la impureza es cuando se produce alguna desconexión. Para que se entienda, puro no es algo bueno, sino con energía vital. Impuro no es algo sucio o detestable, sino que de alguna forma ha perdido conexión con la energía vital.

Ahora, volvamos al tema de los animales aptos, es decir, ksherim.
La Torá establece claramente la razón para mantener la dieta kasher, prestemos atención:

«Porque Yo soy el Eterno, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Elohim. Seréis santos, porque Yo soy santo.»
(Vaikrá/Levítico 11:45)

No es un tema de higiene ni sanitario, tampoco es un aspecto cultural de los antiguos. No tiene que ver con detestar ciertos animales o adorar algunos otros. Ni tiene que ver con las condiciones de vida en el desierto, o ya afincados en Eretz Israel.
La Torá deja bien en claro cuál es la motivación para esta conducta tan propia de la nación judía: ser kedoshim, o sea santos.
Pero, ¡no confundamos que es santidad en el judaísmo!
El concepto kedushá, santidad, es muy complejo y diversos sabios lo han delineado de varias formas. Nosotros podemos sintetizarlo como: actuar en cada momento estando consciente de nuestra conexión indestructible con Dios. Es decir, llenar de espiritualidad cada espacio, cada tiempo.
Esto no significa apartarse de lo terrenal, estar encerrado y sin contacto con el mundo, ni llevar una vida extraña y absurda. Por el contrario, implica estar consciente todo el tiempo de nuestra conexión con Dios.
También en ese acto cotidiano, indispensable, básico que es alimentarse; como en el resto de nuestras conductas.
Esto es, cuando debemos esmerarnos en prestar atención al origen de lo que vamos a comer, estar seguros de cómo se ha preparado, qué procedimientos se han seguido, ser meticulosos en las reglas de esto tan esencial como es la alimentación, nos estamos entrenando en ser responsables en todos los aspectos de la vida.

De esta forma, hacemos que Dios esté presente, no por medio de rituales, ni invocaciones, tampoco de acciones fuera de lo corriente; sino con lo que es habitual.
La santidad es una cualidad que todos podemos desarrollar y con ella encontramos muchos beneficios prácticos.

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p align=»center»>   ¡Shabbat Shalom umboraj para ustedes y familias!
Que tengamos buenas noticias, bienestar, tranquilidad y salud.
Que podamos festejar juntos las próximas festividades.

Tehilim/Salmos 90

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p align=»right»>«תְּפִלָּה֮ לְמֹשֶׁ֪ה אִֽישׁ־הָאֱלֹ֫הִ֥ים אֲֽדֹנָ֗י מָע֣וֹן אַ֭תָּה הָיִ֥יתָ לָּ֗נוּ בְּדֹ֣ר וָדֹֽר : בְּטֶ֤רֶם ׀ הָ֘רִ֤ים יֻלָּ֗דוּ וַתְּח֣וֹלֵֽל אֶ֣רֶץ וְתֵבֵ֑ל וּֽמֵעוֹלָ֥ם עַד־ע֝וֹלָ֗ם אַתָּ֥ה אֵֽל : תָּשֵׁ֣ב אֱ֭נוֹשׁ עַד־דַּכָּ֑א וַ֝תֹּ֗אמֶר שׁ֣וּבוּ בְנֵֽי־אָדָֽם: כִּ֤י אֶ֪לֶף שָׁנִ֡ים בְּֽעֵינֶ֗יךָ כְּי֣וֹם אֶ֭תְמוֹל כִּ֣י יַֽעֲבֹ֑ר וְאַשְׁמוּרָ֥ה בַלָּֽיְלָה: זְ֭רַמְתׇּם שֵׁנָ֣ה יִֽהְי֑וּ בַּ֝בֹּ֗קֶר כֶּֽחָצִ֥יר יַֽחֲלֹֽף : בַּ֭בֹּקֶר יָצִ֣יץ וְחָלָ֑ף לָ֝עֶ֗רֶב יְמוֹלֵ֥ל וְיָבֵֽשׁ: כִּֽי־כָלִ֥ינוּ בְאַפֶּ֑ךָ וּֽבַחֲמָתְךָ֥ נִבְהָֽלְנוּ: שת (שַׁתָּ֣ה) עֲוֽ‍ֹנֹתֵ֣ינוּ לְנֶגְדֶּ֑ךָ עֲ֝לֻמֵ֗נוּ לִמְא֥וֹר פָּנֶֽיךָ: כִּ֣י כׇל־יָ֭מֵינוּ פָּנ֣וּ בְעֶבְרָתֶ֑ךָ כִּלִּ֖ינוּ שָׁנֵ֣ינוּ כְמוֹ־הֶֽגֶה: יְמֵֽי־שְׁנוֹתֵ֨ינוּ בָהֶ֥ם שִׁבְעִ֪ים שָׁנָ֡ה וְאִ֤ם בִּגְבוּרֹ֨ת ׀ שְׁמ֘וֹנִ֤ים שָׁנָ֗ה וְְרׇהְבָּם עָמָ֣ל וָאָ֑וֶן כִּי־גָ֥ז חִ֝֗ישׁ וַנָּעֻֽפָה: מִֽי־י֭וֹדֵעַ עֹ֣ז אַפֶּ֑ךָ וּ֝כְיִרְאָֽתְךָ֗ עֶבְרָתֶֽךָ: לִמְנ֣וֹת יָ֭מֵינוּ כֵּ֣ן הוֹדַ֑ע וְ֝נָבִ֗א לְבַ֣ב חׇכְמָֽה: שׁוּבָ֣ה יְ֭הוָה עַד־מָתָ֑י וְ֝הִנָּחֵ֗ם עַל־עֲבָדֶֽיךָ : שַׂבְּעֵ֣נוּ בַבֹּ֣קֶר חַסְדֶּ֑ךָ וּֽנְרַנְּנָ֥ה וְ֝נִשְׂמְחָ֗ה בְּכׇל־יָמֵֽינוּ: שַׂ֭מְּחֵנוּ כִּימ֣וֹת עִנִּיתָ֑נוּ שְׁ֝נ֗וֹת רָאִ֥ינוּ רָעָֽה: יֵֽרָאֶ֣ה אֶל־עֲבָדֶ֣יךָ פָֽעֳלֶ֑ךָ וַ֝הֲדָֽרְךָ֗ עַל־בְּנֵיהֶֽם: וִיהִ֤י ׀ נֹ֤עַם אֲדֹנָ֥י אֱלֹהֵ֗ינוּ עָ֫לֵ֥ינוּוּמַֽעֲשֵׂ֣ה יָ֭דֵינוּ כּֽוֹנְנָ֥ה עָלֵ֑ינוּ וּֽמַעֲשֵׂ֥ה יָ֝דֵ֗ינוּ כּֽוֹנְנֵֽהוּ:»

«[Oración de Moshé, hombre de Elohim] Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Elohim. Haces que el hombre vuelva al polvo. Dices: ‘¡Retornad, oh personas!’ Pues mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó. Son como una de las vigilias de la noche. Los arrasas; son como un sueño: En la mañana son como la hierba que crece; en la mañana brota y crece, y al atardecer se marchita y se seca. Porque con tu furor somos consumidos, y con tu ira somos turbados. Has puesto nuestras maldades delante de ti; nuestros secretos están ante la luz de tu rostro. Pues todos nuestros días pasan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un suspiro. Los días de nuestra vida son setenta años; y en los más robustos, ochenta años. La mayor parte de ellos es duro trabajo y insignificancia; pronto pasan, y volamos. ¿Quién conoce el poder de tu ira y de tu indignación, como debes ser temido? Enséñanos a contar nuestros días, de tal manera que traigamos al corazón sabiduría. ¡Vuelve, oh Eterno! ¿Hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. Por la mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días. Alégranos conforme a los días de nuestra aflicción, y a los años en que hemos visto el mal. Sea manifestada tu obra a tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos. Sea sobre nosotros la gracia del Eterno nuestro Elohim. La obra de nuestras manos confirma entre nosotros; sí, confirma la obra de nuestras manos.»
(Tehilim/Salmos 90:1-17)

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