🕯️ Parashá Tzav – «Una llama que nunca se apaga»

Esta semana leemos la parashá Tzav, segunda del Sefer Vaikrá/Levítico, que continúa con las instrucciones sobre los korbanot (ofrendas) en el Mishkán, el santuario que los israelitas construyeron en el desierto. A diferencia de la parashá anterior, donde se hablaba a todo el pueblo, acá Dios le habla directamente a Moshé para que dé órdenes específicas a los kohanim (sacerdotes), especialmente a Aharón y sus hijos, sobre cómo deben manejar los sacrificios.

Uno de los puntos centrales de esta parashá es el fuego del mizbeaj (altar), que debía mantenerse encendido constantemente: “Un fuego permanente arderá sobre el altar, no se apagará” (Vaikrá 6:6). Este fuego simboliza la conexión constante con Dios, el entusiasmo que no se debe apagar, y también la responsabilidad de mantener vivo el propósito espiritual del pueblo.

¿Cómo te parece que se puede aumentar el entusiasmo y motivarnos a actuar de maneras significativas?

También se detallan distintos tipos de ofrendas: la olah (ofrenda que se quema por completo), la jatat (ofrenda por el pecado), la asham (por culpa), y la shelamim (ofrenda de paz o agradecimiento). Cada una tiene sus reglas, su sentido y su enseñanza. Además, se describe el proceso de consagración de los kohanim, preparándolos para su rol de líderes espirituales.
Cada una de estas acciones, tan fuera de foco en la actualidad, no dejan de ser relevantes; no solamente porque son parte de nuestra antigua cultura y tradición, sino por contener enseñanzas que se pueden llevar a la práctica actualmente.

Por ejemplo, la olah, que se entregaba por completo, nos puede invitar a pensar en momentos donde damos lo mejor de nosotros, sin esperar nada a cambio, como cuando ayudamos a alguien sin buscar reconocimiento. La jatat y la asham nos enseñan a reconocer nuestros errores y tratar de reparar el daño que hicimos, algo fundamental en nuestras relaciones cotidianas. Y la shelamim, la ofrenda de paz o gratitud, puede verse reflejada en gestos de agradecimiento genuino hacia quienes nos rodean, o en momentos donde buscamos generar armonía en un grupo o en nuestra comunidad.

¿Se te ocurren ejemplos concretos de la vida diaria?

Estos conceptos antiguos pueden ayudarnos a construir una vida con más intención, conexión y responsabilidad.

Aunque hoy no tenemos el Templo ni el altar, este texto sigue hablándonos. Nos recuerda que nuestras acciones pueden ser una forma de construir una mejor versión de nosotros mismos. Y que, igual que el fuego del altar, nuestra motivación interior necesita cuidado, atención y renovación diaria.


🔍 Preguntas para pensar:

  1. ¿Qué cosas “encienden” tu fuego interior? ¿Qué te da energía, entusiasmo y sentido?

  2. ¿Cómo podés mantener viva esa llama, incluso cuando estás cansado o desmotivado?

  3. Si hoy no tenemos ofrendas físicas, ¿qué podrías ofrecerle a Dios o a los demás como una forma de gratitud o reparación?

Comparte este mensaje con tus allegados y anímalos a reflexionar sobre estos importantes temas. Involúcrate en iniciativas que promuevan la construcción de Shalom.

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