La Paradoja del Creador: Una Mirada desde la Kabbalah Judía

En las profundidades de la Kabbalah, encontramos enseñanzas que desafían nuestra comprensión limitada de la existencia. Los textos místicos del judaísmo nos hablan de un misterio primordial, una fuente infinita e inefable que trasciende toda definición: el Ein Sof (אין סוף), «Lo Infinito».

El Eco Ancestral de la Kabbalah

La Kabbalah no es solo un sistema de pensamiento, sino un llamado a cuestionar nuestras nociones más arraigadas sobre la divinidad y el origen. En sus enseñanzas, descubrimos que la realidad no es lineal, sino un ciclo eterno de creación y renovación. Como dice el Zohar:

«Antes de que el mundo fuera formado, Él era Uno, sin fin, sin forma, sin nombre.»

La Paradoja del Creador y la Existencia

Uno de los conceptos más profundos de la Kabbalah es la paradoja del Creador: ¿Cómo puede lo Infinito (Ein Sof) manifestarse en lo finito? ¿Cómo puede el Eterno, que está más allá del tiempo, interactuar con un mundo limitado?

Esta paradoja no es un problema por resolver, sino un espejo que refleja la naturaleza dual del ser humano:

  • Somos finitos, pero anhelamos lo infinito.
  • Estamos limitados por el tiempo, pero buscamos la eternidad.

El Tikunei Zohar enseña que la creación misma es un acto de auto-ocultamiento (Tzimtzum), donde el Ein Sof se contrae para dar espacio al universo. Así, la paradoja se convierte en un portal hacia una comprensión más elevada.

El Fuego Interno: Redescubriendo la Unidad

La Kabbalah nos invita a despertar a una verdad profunda: no hay separación real entre el ser humano y la Fuente Divina. El «fuego interno» del que hablan los místicos judíos es esa chispa divina (Nitzotz Elokí) que reside en cada alma.

Como enseñan los maestros:

«El hombre no es un simple observador del universo, sino un participante activo en su continua creación.»

El Ritual Sagrado de la Búsqueda

La paradoja del Creador no es algo que deba resolverse con la mente racional, sino experimentarse a través de la contemplación y el asombro. Cada pregunta, cada duda, es parte de un ritual sagrado que nos acerca a lo inefable.

El Baal Shem Tov decía:

«En cada pregunta hay una chispa de luz divina esperando ser revelada.»

Conclusión: El Ciclo Eterno

La Kabbalah nos enseña que el universo no tiene un inicio ni un final absoluto, sino que es un flujo constante de creación y disolución. La paradoja del Creador es, en esencia, la paradoja de nuestra propia existencia: somos finitos, pero llevamos dentro una chispa de lo Infinito.

Que nuestro estudio de la Kabbalah nos lleve a un asombro más profundo, a una conexión más íntima con el Misterio que sostiene todas las cosas.

¿Qué reflexiones te despierta esta enseñanza? ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!


Basado en las enseñanzas del Zohar, los escritos del Arizal y la tradición kabbalística judía auténtica.

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