Éste es un Shabbat atípico, pues extraemos tres sifrei Torá para su lectura pública. Llamaremos 6 personas para la lectura de la parashá Tazría, en el sefer Vaikrá; un séptimo bendecirá en el segundo sefer la porción correspondiente a Rosh Jodesh, en el libro Bemidbar; en tanto que el maftir subirá al tercer rollo para leer la sección HaJodesh, que se encuentra en Shemot.
En la primera parashá nos encontramos con algunas reglas que la Torá establece para la mujer que ha dado a luz. Una de ellas dispone que desde ese momento no debe ir al Templo, ni tomar contacto con objetos sagrados, porque está en estado de impureza, por lo cual no tiene permitido entrar al lugar del Templo. Al cabo de un tiempo para su purificación, ella ofrecía un sacrificio en el Templo, retomando su estado habitual de pureza.
Nos puede parecer muy extraño este párrafo, pues, ¿cómo es esto que una mujer está impura por traer un hijo, o hija, al mundo? ¡Qué cosa primitiva, patriarcal y machista nos suena!
La respuesta es bastante simple. Sucede que es común traducir “puro” e “impuro” como “limpio” y “sucio” respectivamente, o ideas similares que hacen sentir manchado, sucio, contaminado lo “impuro”. Pero en verdad, para la Torá “puro” hace referencia a lo que está conectado con la vida, en tanto que “impuro” a lo que en algún grado está desconectado de la vida.
¿Comprendes cuál es la impureza que afecta a la mujer que ha dado a luz? ¿Podrías explicarlo? Teniendo claros los conceptos, ¿sigue siendo un asunto primitivo y que desmerece a la mujer?
Luego la parashá continúa con normas acerca del metzorá, la persona enferma de tzaraat, que comúnmente se traduce como lepra, aunque realmente era una dolencia de origen diferente. Esta persona debía apartarse de la vida social y permanecer aislado hasta que algún cohén (miembro de la tribu de Leví dedicado a la kedushá) certificara que estaba curado. Entonces la persona ofrecía sacrificios al Eterno, participaba de algunos ritos de reparación y luego retornaba a la vida comunitaria.
Tradicionalmente se enseña que el motivo principal para verse afectado por tzaraat era el LASHÓN HARÁ, que es la habladuría: comentar cosas ciertas o falsas de una persona, estando ella presente o no, que no sirven a ningún interés ni beneficio positivo.
¿Entiendes por qué para este pecado el castigo de parte de Dios era sufrir tzaraat? Explícalo, por favor.
¿Podrías relacionar el tema de la impureza con este de sufrir los daños a causa del lashón hará?
Según el inspirado sabio: “El que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de angustias.” (Mishlei / Proverbios 21:23).
¡Cuánto cuidado debemos poner al hablar, porque podemos construir mundos o destruirlos, y sin darnos cuenta!
¿Cómo educarnos para hacer caso a está enseñando del proverbista?
Te deseo Shabbat Shalom umevoraj, jodesh tov y todo lo bueno para ti y tu familia.