Querida familia, queridos amigos,
Pésaj no es solo una celebración del pasado, sino un recordatorio vivo de quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Alrededor de la mesa del Séder, entre charlas y símbolos, ante la matzá y el maror, nos encontramos con nuestra historia y con nosotros mismos.
Hay muchas cosas valiosas esta noche, como dar cumplimiento al compromiso de dar voz al relato de la salida de Egipto; las comidas típicas; los gestos y rituales; pero, especialmente, el milagro de estar juntos. Pésaj nos da la oportunidad de mirar a los ojos de nuestros seres queridos, de escuchar sus voces, de compartir risas, recuerdos y hasta esas discusiones que, en el fondo, solo demuestran cuánto nos importa la familia y la continuidad.
La libertad que celebramos no es solo un evento de hace miles de años; es un desafío diario. Ser libres no es solo dejar atrás la esclavitud, sino aprender a vivir con propósito, con conexión, con amor. Y en ese camino, la familia —en todas sus formas, una de las cuales es la comunidad— es nuestro pilar. Son nuestras historias compartidas, nuestras tradiciones, los valores que transmitimos a quienes vienen después, las historias que nos hacen ser quienes somos.
Pero no podemos hablar de libertad sin recordar a quienes aún la buscan, a quienes cargan con sus propias esclavitudes —sean materiales, físicas, emocionales, sociales, mentales o espirituales. Pésaj nos enseña que nuestra redención no está completa mientras haya alguien que aún sufre.
Este Pésaj sigue siendo un poco menos libre mientras haya hermanas y hermanos desaparecidos por el terror, y sometidos a escarnio por los cómplices del mal.
Y sin embargo, en medio de todo, Pésaj es una fiesta de esperanza. Porque si hay algo que ha mantenido vivo a nuestro pueblo a lo largo de los siglos es la certeza de que siempre hay un futuro por construir. Esta noche, al levantar nuestras copas y cantar Dayenu, que no sea solo un canto, sino una declaración de gratitud por lo que tenemos y de compromiso con lo que aún podemos hacer. Nos fue suficiente, decimos en ese himno de agradecimiento, pero no dejemos de reclamar y actuar para que cada uno pueda volver a su hogar, que cada víctima sea tenida en cuenta y la justicia se imponga.
Que este Pésaj nos ayude a recordar, pero también a soñar. A valorar lo que fuimos, a abrazar lo que somos y a construir, juntos, lo que queremos ser.
Que la construcción de SHALOM sea una realidad y se concrete.
Les deseo un Pesaj kasher vesameaj, un Pésaj lleno de amor, conexión y significado. Que en sus mesas haya calidez, en sus corazones alegría y en sus vidas luz.
Con cariño, ¡Shabat Shalom y Pesaj Kasher veSameaj!
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