Los que ven al noajismo como un mero centro de estudios, o una comunidad de “herejes del cristianismo”, o un refugio para los que no encuentran conexiones bíblicas en sus sociedades copadas por la idolatría, o una rama débil del judaísmo, o una filosofía, o una escala hacia la conversión al judaísmo, o como una religión (¡Dios no permita!), o el hermanito carenciado del judío que precisa de los maestros judíos para ser acarreado, entre otros… ¡qué alejados que se encuentran de la visión clara del asunto!
El noajismo es el estilo de vida adecuado que ha diseñado el Creador para que Sus hijos de las naciones encuentren el camino a Casa.
Con él pueden perfeccionar su existencia terrenal a través de una plenitud en la multidimensionalidad, orientados con precisión por la brújula espiritual que son SUS mandamientos.
El noajismo es autosuficiente, es decir, de no existir ni un judío, el noajismo seguiría siendo perfectamente coherente, válido, sagrado, comprensible, dictado por la Voluntad Divina y no por las ideas de los hombres. Siglos antes de cualquier vestigio de judíos o judaísmo, el noajismo tenía el mismo valor insuperable que en la actualidad.
Claro, es bueno tener un faro en la bruma que permite reconocer los escollos y vislumbrar con mayor facilidad la ruta segura, pero eso no implica que el faro sea indispensable, ni que el barco por sí solo carece de sentido sin el mismo. Gracias a Dios por estos faros, que en la actualidad se han multiplicado y aumentado su alcance bondadoso, pero a no confundir. La función del faro, como fuente de luz que marca límites y propone rumbos, no lo convierte en el capitán de ningún barco, ni en timonel para ninguna chalupa. El faro alumbra porque cumple con SU tarea, la que le corresponde no la que mágicamente se atribuye, sea basada en textos o pretextos.
Por otra parte, quedarse en la parte ritual/conceptual del aspecto noájico, o verlo simplemente como una herramienta de desarrollo individual en pos del sentido trascendente, también es una visión limitada y asfixiante del poder sacro que radica en el noajismo.
Porque en realidad el noajismo es la herramienta fundamental para convertir a este mundo en un verdadero paraíso terrenal y devolver así la prístina claridad a todas sus criaturas.
Esta en el noajismo puro y coherente una de las claves sustanciales para el establecimiento firme y poderoso de la Era Mesiánica, individual y colectiva.
Sin palabrerías ni santurronerías, sino simplemente a través del desarrollo de los sistemas de ley/justicia que se arraigan con firmeza en los Siete Mandamientos para las Naciones. Un desarrollo social que depende en su casi totalidad en la tarea y esfuerzo de los hijos de las naciones, los cuales deben tomar sobre sí la responsabilidad que el Eterno les ha encomendado. De esa manera logran completar su misión personal y colectiva, asumiendo así su rol como socios en la Creación.
Ante tanta maldad e injusticia que cunde en el mundo, frente a todos los imperialismos que siguen causando todo tipo de desgracias, es el noajismo en su belleza y pureza el que ha de alzarse para frenar la bola de nieve del mal que viene rodando y fortaleciéndose.
Porque no está en los patriotismos (nacionalismo mal entendido) la respuesta efectiva en contra del imperio del mal, sino en la unidad sagrada y súper poderosa que deviene exclusivamente del noajismo.
Con la nación judía en su tierra, liderando con su ejemplo de fidelidad a su propio estilo de vida. Con las naciones del mundo hermanadas detrás del Eterno, pero sin la mentira de ninguna religión, ni la esclavitud al EGO, sino solamente alumbrados por la llama eterna y perpetua de la NESHAMÁ. Para llenar de SHALOM todos los rincones del mundo, con pensamientos, palabras y acciones de bondad y justicia.
¿Es un sueño?
Sí, al día de hoy seguramente que lo es.
Pero no es “mío”, sino que es del Eterno.
Él también ha soñado y se lo ha comunicado a Sus profetas, son ellos los que nos han compartido la visión del paraíso terrenal aquí y ahora, sin limitaciones que ofuscan, sino solamente que fortalecen.
Por tanto, a seguir aprendiendo NOAJISMO (en su pureza y belleza, y no en la mezcolanza con cosas judías y también de idolatría), para vivirlo, enseñarlo, compartirlo, difundirlo, hacerlo llegar a todos aquellos para quien este don ha sido dado por el Creador.