Nos encontramos con una gran sorpresa… ¿o no tanto?
Veremos.
Al comienzo de la parashá TETZAVÉ encontramos:
«וְאַתָּ֞ה תְּצַוֶּ֣ה ׀ אֶת־בְּנֵ֣י יִשְׂרָאֵ֗ל וְיִקְח֨וּ אֵלֶ֜יךָ שֶׁ֣מֶן זַ֥יִת זָ֛ךְ כָּתִ֖ית לַמָּא֑וֹר לְהַֽעֲלֹ֥ת נֵ֖ר תָּמִֽיד:
‘Tú mandarás a los Hijos de Israel que te traigan aceite de olivas claro y puro para la iluminación, a fin de hacer arder continuamente las lámparas.»
(Shemot/Éxodo 27:20)
En tanto que en la parashá de la semana pasada, TERUMÁ, leemos:
«דַּבֵּר֙ אֶל־בְּנֵ֣י יִשְׂרָאֵ֔ל וְיִקְחוּ־לִ֖י תְּרוּמָ֑ה מֵאֵ֤ת כׇּל־אִישׁ֙ אֲשֶׁ֣ר יִדְּבֶ֣נּוּ לִבּ֔וֹ תִּקְח֖וּ אֶת־תְּרֽוּמָתִֽי:
‘Di a los Hijos de Israel que tomen para mí una ofrenda; de todo hombre cuyo corazón le mueva a hacerlo tomaréis mi ofrenda.
וְזֹאת֙ הַתְּרוּמָ֔ה אֲשֶׁ֥ר תִּקְח֖וּ מֵֽאִתָּ֑ם זָהָ֥ב וָכֶ֖סֶף וּנְחֹֽשֶׁת:
Ésta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata, bronce,
וּתְכֵ֧לֶת וְאַרְגָּמָ֛ן וְתוֹלַ֥עַת שָׁנִ֖י וְשֵׁ֥שׁ וְעִזִּֽים:
material azul, púrpura, carmesí, lino, pelo de cabra,
וְעֹרֹ֨ת אֵילִ֧ם מְאׇדָּמִ֛ים וְעֹרֹ֥ת תְּחָשִׁ֖ים וַֽעֲצֵ֥י שִׁטִּֽים:
pieles de carnero teñidas de rojo, pieles finas, madera de acacia,
שֶׁ֖מֶן לַמָּאֹ֑ר בְּשָׂמִים֙ לְשֶׁ֣מֶן הַמִּשְׁחָ֔ה וְלִקְטֹ֖רֶת הַסַּמִּֽים:
aceite para la iluminación, especias aromáticas para el aceite de la unción y para el incienso aromático,
אַבְנֵי־שֹׁ֕הַם וְאַבְנֵ֖י מִלֻּאִ֑ים לָֽאֵפֹ֖ד וְלַחֹֽשֶׁן:
piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral.
וְעָ֥שׂוּ לִ֖י מִקְדָּ֑שׁ וְשָֽׁכַנְתִּ֖י בְּתוֹכָֽם:
Que Me hagan un santuario, y Yo habitaré dentro de ellos.»
(Shemot/Éxodo 25:2-8)
Para los materiales carísimos, tales como oro, plata, púrpura, madera de acacia, etc. Dios le dice a Moshé que hable con los judíos para que voluntariamente los traigan.
Y os judíos respondieron inundando el tesoro del futuro santuario con todo lo pedido y mucho más, hasta el punto que Moshé tuvo que salir a pedirles que dejen de traer donaciones.
Bastaba y sobraba con lo que generosamente habían colaborado.
Pero resulta que para pedir el modesto aceite para la iluminación, Dios le dice que mande a los judíos traerlo.
¿Cómo es esto?
¿Cómo entender que para requerir materiales finos, suntuarios, de alto costo se pida la colaboración voluntaria y sin embargo para algo tan corriente como el aceite para usar a diario se precisaba de la orden, de la voz autoritaria reclamando la entrega?
Nuestra Tradición aporta algunas respuestas para esta interesante cuestión, compartiré un par ahora contigo.
La primera.
Cuando se pide una donación por única vez para una finalidad importante, la gente puede estar reticente pero finalmente abrirá su bolsillo.
Podrá dolerles el gasto, inversión o como le quieras decir, pero encontrarán argumentos para auto convencerse para realizarlo.
Pero cuando se trata de un aporte cotidiano, diario o mensual, para sostener la carísima obra que ayudaron a levantar, entonces no habrá mucha simpatía.
Por eso se precisa el mandato de parte del líder, que se entienda que acá no corre la bondad sino la justicia.
Es tu deber aportar a la sagrada tarea y no dar excusas.
La obra santa se realiza a diario, constantemente, por tanto no vale defenderte diciendo que aportaste una fortuna para levantar el templo, ahora debes seguir contribuyendo.
De últimas, ¡es para tu beneficio!
La segunda.
Cuando hay muchos alrededor para realizar una tarea, uno confía en que le otro la hará y por tanto uno mismo no la hace.
Es un hecho comprobado por la psicología.
Por ejemplo, si estás en un camino apartado y escuchas gritos pidiendo auxilio, irás tú o llamarás al 911. Algo harás, porque te sientes directamente comprometido.
Pero si los gritos son en una calle concurrida, con mucha gente, edificios, etc.; uno cree que otro se encargará, alguien ya llamó. Se diluye la responsabilidad en la creencia de que donde todos están nadie se hace cargo.
Nos viene a enseñar la Torá que no te dejes descansar en que el otro hará tu parte. Tú haz lo que tienes que hacer sin tomar en cuenta si otro hará lo tuyo.
A la hora de colaborar con la obra de Dios tampoco des excusas ni te confíes en que otros están haciendo. Es tu DEBER y responsabilidad tomar la tarea y hacer lo que te corresponde.
Grandes enseñanzas que podemos tomar para nuestra vida.
También para apoyar nuestra tarea de educación de espiritualidad, de difusión de valores sagrados.
Porque, ¿tú has contribuido ya con nuestro trabajo?
¿Eres socio activo de esta gran obra sagrada o solamente un tomador de beneficios que escudado en el anonimato se llena egoístamente?
Espero tu colaboración a través de http://serjudio.com/apoyo porque no hay excusas para no contribuir con el aceite que mantiene encendida la llama sagrada de este templo.
Shabat Shalom